Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
Hermana Wui Noy (81 años), Iglesia Manmin Chiang Rai de Tailandia
Sufrí una apoplejía postparto después de que di a luz a mi hijo, y desde entonces mi condición de salud comenzó a fallar constantemente. Y lo que es peor, a la edad de 30 años, mi espalda estaba doblada hacia adelante 45 grados. Una joven mujer de 30 años caminaba con su espalda doblada; esa era yo. Me sentí avergonzada alrededor de la gente. Yo tampoco podía caminar rápido ni hacer nada parada o algo difícil. Yo siempre dependía de la ayuda de otros.
Quería vivir como otras personas viven. Recibí tratamiento en muchos hospitales, pero nada funcionó. Con el paso del tiempo, renuncié a todo. Yo aún quería volver a lo normal, sin embargo, cuando veía a la gente de pie.
A finales de noviembre del 2016, una amiga me invitó a la Iglesia Manmin de Chiang Rai. Fue la primera vez que yo visitaba una iglesia porque mis antepasados y mi familia habían servido como budistas. Pero me sentí a gusto y cómoda como si estaba en mi hogar en lugar de sentirme extraña. Durante el servicio de alabanza y adoración, especialmente, recibí la paz y la alegría que nunca antes había sentido.
Mi amiga testificó que había sido sanada de su dolor de espalda y dolor de estómago por medio de la oración con el pañuelo de poder (Hechos 19:11-12). También me dijo que mi espalda se enderezaría si, con fe, yo recibía la oración del pañuelo sobre el cual había orado el Dr. Jaerock Lee, Pastor Principal de la Iglesia Central Manmin.
El 11 de diciembre del 2017 recibí la fe y pedí al Pastor Jaewon Lee de la Iglesia Manmin de Chiang Rai que orara por mí con el pañuelo. Para mi sorpresa, mi espalda se enderezó un poco justo después de la oración. Yo me sentí muy asombrada. Recibí la oración unas pocas veces más después de esto. Entonces, mi espalda se fortaleció y al final quedó perfectamente enderezada.
Mi espalda había permanecido doblada por 51 años, pero fue enderezada a la edad de 80 años. Se sentía como en un sueño. Le doy todas las gracias y la gloria a Dios.