«El corazón de mi bebé se detuvo, pero ella regresó a la vida»
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Mayo 13, 2018 |
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Hermana Yamuna (24 años), Iglesia Manmin de Chennai (India)
Yo solía ser hindú. Luego de casarme en el 2014, fui a una iglesia cristiana por primera vez por invitación de mi suegra. Pero después yo casi nunca asistía. En mayo del 2014, mi vecina, la diaconisa Nisha, me invitó a la Iglesia Manmin de Chennai. Los fines de semana, sin embargo, visitaba a mis padres en lugar de ir a la iglesia.
En septiembre del mismo año, yo estaba en el quinto mes de embarazo. Fui al hospital para un chequeo médico y escuché algo terrible. El médico me dijo que él no podía oír el latido del feto ni sentir movimientos fetales. Él no podía saber si el bebé estaba vivo. Yo tenía miedo de sufrir el alumbramiento de un mortinato. No podía hacer nada debido a la ansiedad que sentía.
Entonces, Nisha me habló sobre su testimonio. Ella me dijo que su primer parto había sido difícil y que el bebé era prematuro, pero después asistió a Manmin, y volvió a ser saludable. Cuando estaba embarazada de su segundo hijo, él tenía pocas posibilidades de sobrevivir por causa de la falta de líquido amniótico. Pero luego de recibir la oración con el pañuelo, fue sanado de inmediato.
Después de escuchar el testimonio, llegué a tener fe. Unos pocos días después, asistí a la reunión de sanidad con el pañuelo celebrada en la Iglesia Manmin de Chennai y recibí la oración del pañuelo sobre el cual el Pastor Principal, el Dr. Jaerock Lee, había orado, a través del Pastor Joseph Han (Hechos 19:11-12). Luego, una obra asombrosa sucedió. El feto que no se había movido en absoluto, comenzó a moverse. ¡Aleluya!
Me encontraba muy feliz. Dios está verdaderamente vivo. El médico dijo que el movimiento fetal se recuperó, afortunadamente, pero me dijo que debía tener cuidado porque el bebé era demasiado pequeño. No me preocupé en absoluto. En febrero del 2015 nació mi hija muy saludable.
Mi hija, Janani, ahora tiene tres años. Ella está creciendo con salud y bien. Doy todas las gracias y la gloria al Dios viviente y doy las gracias al Pastor Principal por poner el poder en el pañuelo.
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