Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
Sanado de diabetes después de una oración poderosa
Desde enero de 2008 me sentía muy fatigado al punto que no podía llevar una vida normal y perdí el deseo de vivir. Padecía indigestión y fuertes dolores estomacales. Yo sentía presión como si alguien estuviese estrangulándome por la espalda. "Cuando se tiene diabetes, el nivel de azúcar en la sangre es normalmente de 126mg%, pero tu nivel está a 327mg% - 384mg%. Lo que empeora esta situación es que tienes úlcera estomacal y duodenal, y los órganos han sido lesionados debido a las complicaciones. Tienes que ser hospitalizado de inmediato". ¡Estaba tan desesperado! Comúnmente la diabetes no presenta síntomas notables hasta cuando la situación se torna muy crítica, tal como en mi caso. Eventualmente tuve que dejar de trabajar. Como miembro de la Iglesia Manmin de Nueva Daegu, yo envidiaba a aquellos que recibían sanidad a sus enfermedades por medio del poder de Dios manifestado a través de la oración del Dr. Jaerock Lee. Siempre me preguntaba cómo era posible que recibieran respuesta, así que reflexioné en mi vida y decidí intentar vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Finalmente llegué a confesar ante los demás que estaba disfrutando de una vida plena y en paz al creer en Dios. Cuando decidí entregar a Dios la sanidad de la diabetes y sus complicaciones, tanto mi familia como el Pastor Wansup Sim y los miembros de la iglesia oraron y ayunaron en intercesión por mí. En Marzo de 2009 recibí la oración del Dr. Jaerock Lee, entonces mi cuerpo recibió fortaleza y claridad en mi visión. Desde ese entonces el nivel de azúcar en mi sangre se mantuvo sobre el nivel normal, logré comer todo aquello que deseaba comer, y mis órganos se recuperaban bien. De acuerdo al examen médico realizado en Mayo de 2009, el nivel de azúcar en la sangre era de 101mg% y el nivel del colesterol había regresado a la normalidad. ¡Aleluya!