¡Mis dedos se mueven! Una mujer de China experimenta un milagro de sanidad por medio del Agua Dulce de Muan
|
|
|
9555 |
|
Noviembre 15, 2009 |
|
|
|
Sra. Chen (Psicoterapeuta, China)
La Sra. Chen, quien había padecido de artritis reumática en sus dedos, recibió sanidad a través del Agua Dulce de Muan, y le fue posible mover sus dedos nuevamente.
El 12 de mayo de 2008, mientras observaba en la televisión las estadísticas del terremoto que devastó la provincia de Sichuan en China, no pude evitar el impacto que me causó. Sentada frente al televisor, no lograba moverme ni pensar. El número de víctimas fallecidas o desaparecidas ascendía a ochenta mil. Reuní rápidamente unas prendas de vestir, ropa, y otras cosas necesarias y me apresuré hacia el sitio del terremoto. Cuando llegué, escuché a la gente llorando y llamando a gritos a sus seres amados. Para aquellos que sobrevivieron, lo que les esperaba era aún peor que la muerte… era la desesperación.
Aunque yo me encontraba compartiendo el Evangelio con estas personas, hace pocos años atrás yo no me sentía segura de mi salvación. Había cierto vacío en un rincón de mi corazón que continuaba molestándome. Fue tan sólo hace dos años, en el 2007, que mi vida empezó a cambiar.
Había escuchado por parte de uno mis conocidos, que el mensaje del Dr. Jaerock Lee es espiritualmente profundo. Debido a que siempre había tenido sed de la Palabra, fui a visitar la iglesia filial Manmin más cercana para adquirir los libros del Dr. Jaerock Lee. Esta visita fue el inicio de mi relación especial con Manmin. A través de la programación de GCN Manmin TV y de los libros del Dr. Lee, me impresionó mucho el Evangelio de la Santificación, y las manifestaciones del poder de Dios. En calidad de psicoterapeuta, pude observar que la Palabra de Vida predicada por el Dr. Jaerock Lee, era más poderosa que cualquier tratamiento ya que no consolaba los corazones de las personas únicamente, sino que también traía sanidad.
Mientras tanto tuve la oportunidad de agrandar mi familia, pero empecé a sufrir de dolores insoportables causados por artritis reumática en mis manos. Aunque trataba de tomar te de hierbas chinas medicinales y de frotármelas en las manos, la condición no mejoraba.
A fines de agosto de 2009, le pedí a un conocido que estaba saliendo de visita a Corea para los Retiros de Verano de Manmin, que me trajera un poco de Agua Dulce de Muan. Al ver los muchos casos de sanidad recibida mediante el Agua Dulce de Muan, obtuve la certeza de mi sanidad. Entonces me rocié y apliqué el Agua Dulce con fe, y luego de una semana, las áreas adoloridas habían mejorado mucho. Eso me sorprendió tanto que le dije a mi esposo: "¡Cariño, el dolor desapareció!" Mi esposo expresó su gratitud al Señor luego de ver que yo me regocijaba al dar mi testimonio. Finalmente llegó el día en el que se dio el momento más inolvidable de mi vida.
En octubre de 2009 visité Corea durante el vigésimo-séptimo aniversario de la Iglesia Central Manmin. Cuando conocí al Dr. Jaerock Lee en persona, él no fue el tipo de persona que yo esperaba. Él es muy humilde y amable, a pesar de ser un siervo poderoso que ministra una mega iglesia.
Siempre había escuchado sobre el alto nivel de la cultura cristiana de la Iglesia Central Manmin, pero la presentación de la celebración, la cual expresaba el Cielo, fue literalmente misteriosa. Me impresionó mucho, y pensé: ¿Cómo es posible que ellos adoren a Dios de este modo? La belleza de sus alabanzas y de su adoración fue el Cielo mismo. Las lágrimas brotaron de mis ojos y mi corazón se llenó de esperanza por el Cielo. Este lugar, que existía solamente en mi imaginación, llegó a ser una realidad para mí. Pensé: "¡Qué lugar tan hermoso! ¡Viviré tan sólo para el Cielo y para mi Señor!"
Tras esta hermosa experiencia, Dios preparó otro obsequio para mí. El 12 de octubre visité el sitio del Agua Dulce de Muan y me sumergí en aquella agua. Los síntomas de la artritis reumática desaparecieron por completo. Anteriormente me era muy doloroso mover mis dedos hacia la derecha e izquierda, pero luego visitar el sitio del Agua Dulce de Muan, no volví a sentir dolor al mover o al doblar mis dedos. Yo alabo a Dios quien me permitió experimentar Su gran poder. Mientras visitaba Corea, obtuve el tesoro más preciado del mundo, la fe espiritual.
|
|