Mi esposa dio a luz a pesar de haber perdido el líquido amniótico. ¡Aleluya!
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Febrero 14, 2010 |
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Diácono Jonghoon Choi (Líder de Sub-distrito de la Zona 12-1)
El Diácono Jonghoon Choi y su familia se ven felices con Hana, su hija menor.
Tenemos tres hijas adorables; sus nombres son Haeun (8 años), Hayoung (6 años), y Hana (R.N.) Todas están creciendo bien por la gracia de Dios. Entre ellas, Hana la menor, nació bajo el especial amor y gracia de Dios.
El pasado diciembre de 2007, desafortunadamente tuve algunos problemas financieron con un miembro de la congregación. Mi esposa y yo sufrimos en gran manera por la presión del prestamista que exigía el pago de intereses, lo que implicaba millones de won (miles de dólares americanos) al mes. Debido a esta dificultad que yo había causado, mi esposa, la Diaconisa Hyungjung Lee pasó por un tiempo muy difícil, y a menudo discutíamos mucho. Mientras tanto, ella quedó embarazada en mayo de 2009 y cierto día, al inicio del embarazo, tuvo un sangrado. Pensando que quizás había sufrido un aborto, la llevé al hospital y por fortuna todo estaba bien. El 18 de septiembre, mientras nos encontrábamos en la Vigilia Entera del viernes, mi esposa sintió que algo semejante a agua espesa le mojaba las piernas.
−Oh mi Dios, ¿qué es esto? −Querido, es un sangrado, mi falda está muy mojada.
El líquido continuó saliendo hasta que la cubierta de la silla estaba mojada. En ese momento pensé que no fue sangre ya que ella estaba usando una falda de color rojizo, de modo que no pensé que fue nada grave, pues ya había ocurrido antes. Ella estaba en su 19na semana de embarazo. Unos días más tarde me di cuenta de que la barriga de mi esposa estaba muy pequeña. −Cariño, creo que algo anda mal con tu barriga. ¡Está muy pequeña! Pienso que es mejor que veamos al médico.
El 28 de septiembre de 2009 se le hizo una ultra-sonografía en un hospital cercano, la misma que reflejó la pérdida del líquido amniótico. El líquido amniótico es el líquido espeso contenido en el saco amniótico de una mujer embarazada, el cual ayuda al crecimiento del feto y se desprende al momento del parto facilitando la salida del bebé. El médico recomendó que visitáramos un hospital más grande indicando que la condición de ella era crítica. El 30 de septiembre se le diagnosticó oligohidramnios y fue hospitalizada.
Yo me preguntaba por qué estaba ella atravesando esa situación. Pensé que una de las razones era la discordia entre mi esposa y yo. Pero ante todo, yo cometí un grave pecado de desobediencia a la Palabra de Dios (Proverbios 22:26) haciendo un acuedo financiero en el cual resulté como garante de una deuda. Me arrepentí con lágrimas en el momento en el que reconocí mi error. Lamenté mucho haber causado sufrimiento a mi esposa e hijas. Me hacerqué al Pastor Principal y me arrepentí; él me consoló con sus palabras de cálido amor y consejo. Tomé la decisión de convertirme no sólo en un siervo fiel de Dios, sino en un buen esposo y padre. Mi esposa comprendió mi corazón con agrado, y también decidió depender solamente del Señor en ese momento.
−Encomendemos todo a Dios. Él obrará a nuestro favor si recibimos la oración del Pastor Principal con mayor fe. −¡Por supuesto que lo hará! ¡Recibiremos su respuesta! Nosotros mostramos nuestra fe ante el Señor y dejamos de preocuparnos por lo que pudiera haber pasado con nuestra niña.
El domingo 4 de octubre me acerqué al Pastor Principal y recibí su oración. Mi corazón sintió paz. −Poco después de la apertura de la iglesia, hubo otra hermana que también dio a luz luego de perder el líquido amniótico –dijo el Pastor Principal tan pronto como terminó su oración. Con fe respondí diciendo: −¡Amén! Mi esposa que se encontraba en el hospital en ese instante también aceptó la oración con fe y tuvo paz. Normalmente, ingerir agua y administrarse dextrosa producen mayor líquido amniótico en la membrana amnios. Pero lo extraño era, que después de recibir la oración del Pastor Principal, más agua fluía de la membrana lastimada. Salía tanto líquido que las toallas sanitarias se empapaban, y aún su ropa interior se mojaba. Pero continuamos orando diligentemente con la confianza de que nacería una nena saludable gracias a la oración del Pastor Principal, la cual está garantizada por Dios.
Desde el punto de vista médico, si la membrana amnios está lastimada e infectada con gérmenes, una mujer embarazada puede entrar en una condición grave o puede producirse un aborto. Además, sin líquido amniótico en la membrana se dificulta el crecimiento del bebé, así como la mantención de la temperatura adecuada, y existe mayor riesgo de deformación del feto.
Mi esposa estuvo casi cuatro meses en esta condición, con escases de líquido amniótico. Nadie puede negar las obras poderosas de Dios que se manifiestan por medio de la oración del Pastor Principal. Luego entendí que la razón por la que el Pastor Principal había mencionado que anteriormente alguien también había atravezado estas circunstancias, fue para darnos mayor fe y certeza. Nosotros hicimos una confesión de fe que consistía en glorificar a Dios por el nacimiento sin peligro gracias a la oración de bendición que el Pastor Principal elevó por nosotros.
El 3 de enero de 2010, un mes antes de la fecha establecida para el nacimiento, recibimos la oración del Pastor Principal para el nacimiento. −Padre Dios, permite que la niña nazca saludable y con el peso normal –dijo él. Dios obró rápidamente, y tres días después nació la niña, muy saludable, aunque antes de tiempo. Esto sucedió a las 35 semanas de embarazo. En el momento que se hizo un sonograma de la nena, ella pesaba tan sólo 2.02 kg. Pero en un lapso de tres días, su peso había ganado 600g, y nació de 2.6 kg, gracias a la oración. Justo antes de nacer el médico dijo que la niña probablemente tendría que ingresar a la unidad de cuidados intensivos o ser colocada en una incubadora. ¡Pero cómo podía imaginar el médico las asombrosas obras de Dios!
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