¡Amamos tanto al Señor!
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Enero 23, 2011 |
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Durante la mini reunión de sanidad divina realizada el 12 de diciembre de 2010, muchos estudiantes levantaron sus manos para responder las preguntas del Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee, acerca de las Escrituras en base al libro de 1 Juan.
"Obtuve grandes tesoros al memorizar los versos bíblicos" Hna. Grace Kim (Presidente de 6to curso de la Misión de Estudiantes de Escuela Dominical)
Recientemente memoricé todo el texto de la primera, segunda y tercera epístolas de Juan en el Nuevo Testamento. Hice esto porque el Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee, nos dijo a los estudiantes que en el siguiente servicio haría varias preguntas sobre los versos escritos en estas epístolas de Juan. Sentí el corazón del Pastor, quien anhela que los estudiantes nos despojemos del amor por el mundo y nos acerquemos más a la Biblia a fin de obedecer sus palabras.
En los últimos meses él seriamente ha gemido y ha pedido a Dios el Padre por aquellos miembros que han cometido pecados imperdonables a fin de que sean perdonados con la gracia inmensurable, y su lamento fue tan intenso que sus tuétanos se filtraron por sus huesos. Yo realmente quería serle de ánimo y empecé a memorizar las Escrituras. Mientras lo hacía, experimenté que es mucho mejor memorizarlas en el corazón y no solo en la cabeza. Como está escrito, "la Palabra es Dios", yo oré para guardar a Dios y al Señor en mi corazón mediante la memorización de la Palabra y para practicarla sin cesar.
En aquel entonces tuve que dar un examen final, pero si me involucraba en cualquier pensamiento carnal no me habría sido posible invertir tiempo memorizando los versos. Primeramente estudié con mucha atención para prepararme para el examen, y asimismo, con fe, invertí dos semanas en la memorización de todo el texto de las tres epístolas de Juan, especialmente durante los recesos y al momento de ir a la escuela o regresar a casa. Cada noche yo oré en la iglesia y al regresar a casa escribía los pasajes memorizados durante el día.
Con la memorización de los versos obtuve los dos tesoros más valiosos. El primero es el hecho de sentir profundamente el amor de Dios, en especial durante la memorización del cuarto capítulo de 1 Juan. El segundo es haber obtenido un corazón inmutable. Esta vez pude mantenerme firme en mi decisión de memorizar los siete capítulos de las tres epístolas de Juan. No sufrí la pérdida de mi examen final porque dediqué mi tiempo a memorizar las Escrituras, al contrario, fui la única en mi clase que obtuvo 100 puntos en ese examen.
Durante la mini cruzada de sanidad milagrosa, el Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee estuvo muy complacido al escuchar que yo había memorizado todo el texto de las tres epístolas de Juan, y me preguntó: "¿Qué deseas que haga por ti?". Yo respondí: "Me gustaría que permitiera a nuestra misión, la 12ª Misión de Estudiantes de Escuela Dominical, que se reúna con usted". Yo no le presenté una necesidad personal sino la de los miembros de mi misión. Él aceptó inmediatamente y me preguntó otra vez: "¿Qué más deseas?" Me sentí muy feliz al recibir aquellos grandes regalos además del hecho de haber memorizado las Escrituras. Confieso que le debo todo a la gracia del Señor. ¡Aleluya!
"Dios cambió a una persona tan mala como yo. ¡Esto es casi un sueño!" Hermana Young-eun Cho (12ª Misión de los Estudiantes de Escuela Dominical)
Entré a la pubertad justo después de entrar a la escuela media. Seguía a mis padres y asistía a la iglesia, pero no vivía una vida cristiana adecuada. Consideraba a mis amigos más preciosos que cualquier otra cosa, y regresaba a casa muy tarde en la noche después de haber pasado mucho tiempo con ellos. Usaba maquillaje y lentes de contacto de color. Vestía faldas muy cortas y zapatos con tacón muy alto, a pesar de que no podía caminar muy bien con ellos. Los domingos acudía al Café Internet y al Karaoke a fin de disfrutar de los placeres del mundo.
Mientras los miembros de mi familia estaban en la iglesia, en casa yo veía televisión o navegaba en Internet y jugaba con mis amigos. Solía ir a la iglesia aproximadamente a la hora en que terminaba el Servicio Dominical Matutino. Cuando mis padres me preguntaban si había asistido al servicio, yo les hacía una rabieta e insistía en haber asistido y les mentía. Aunque me sentaba en el santuario durante el Servicio Dominical Vespertino, jamás escuchaba los sermones. Yo conversaba con mis amigas y jugaba con el teléfono celular, e incluso me dormía durante el servicio.
Pero desde el retiro de verano de 2010, algunos cambios empezaron a tomar lugar en mi corazón. Durante la fogata del campamento, abracé a mis amigos y tuvimos un tiempo de arrepentimiento, y mientras lloraba junto a ellos tomé la decisión de ir al Cielo. Unos a otros nos prometimos cambiar es espíritu y vivir vidas dignas de entrar al Cielo, y desde entonces he logrado escuchar los sermones predicados desde el púlpito, mi corazón se ha conmovido con los mensajes y he pensado cuán precioso es el Evangelio de la Santidad.
Al escuchar los sermones sobre la santidad he podido decidir vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, y ofrecí dos ayunos de tres días y un ayuno de cinco días a fin de arrepentirme completamente por mi vida pasada. Mientras hacía el ayuno de tres días, el Pastor Principal estaba en la montaña de oración por tres semanas. Yo realmente sentí la paciencia y el amor del Señor por mí y lloré muchas veces porque extrañé al Pastor quien me despertó para que me diera cuenta de Su amor.
Con un corazón arrepentido escribí una carta al Pastor Principal, Dr. Lee. Ese mismo día, yo estaba orando en la Reunión Especial de Oración de Daniel de dos períodos, y aquella gracia maravillosa de Dios se derramó sobre mí. Desde el principio de la reunión, mientras recitaba el Credo de los Apóstoles, hasta el final, al recitar el Padrenuestro, por un lapso de tres horas me arrepentí y lloré con un corazón contrito.
Pensaba: "Cuán adolorido se habrá sentido el corazón de Dios el Padre, el Señor, y el Pastor cuando yo cometía pecados. Estaba destinada a caer en el Infierno, pero…". Cada vez que el Pastor Principal, Dr. Lee sentía lástima por los estudiantes que tenían amistad con el mundo y cometían pecados, y mientras él oraba por nosotros con lágrimas durante la mini cruzada de sanidad divina, yo sentía lástima en mi corazón. Él incluso dijo que, si fuera posible, estaría dispuesto a entregar hasta su vida por aquellos que iban por el camino al Infierno. Derramé muchas lágrimas por sus palabras y me ayudaron a tomar una decisión firme.
Mientras tanto mi apariencia física empezó a verse diferente, y mi corazón también cambió. Llegué a anhelar los diversos servicios de adoración con un corazón muy deseoso, y los domingos me pongo mis mejores vestidos y me preparo para el servicio de adoración con sinceridad. Disfruto de los mensajes y guardo el Día del Señor como un día santo. Asimismo, mi manera de expresarme y mi vida en la escuela han cambiado; a veces solía ausentarme de clases e iba a la escuela para jugar con mis amigos, pero ahora estudio mucho para obtener buenas calificaciones en los estudios y llegué a ocupar el segundo lugar en mi clase.
En casa también he cambiado; acostumbraba a quejarme todo el tiempo y aseguraba la puerta de mi habitación. Pero ahora disfruto las conversaciones con mis padres y me llevo bien con mi hermano menor. Dejé de hacer todo lo que es deshonesto para un estudiante, como ver televisión, jugar juegos computarizados y buscar información en sitios de entretenimiento populares. En lugar de eso estoy estudiando mucho y esforzándome por reflejar al Señor, mi novio, y alcanzar un buen corazón. De este modo estoy avanzando hacia mi meta, la Nueva Jerusalén.
Yo estuve en camino al Infierno, pero gracias al sacrificio del Señor y la oración del Pastor llegué a ser una nueva persona y una hija de Dios. ¡Doy todas las gracias y gloria a Dios el Padre!
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