Fui sanada de Leucemia por la oración que trasciende el tiempo y el espacio
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Diciembre 11, 2011 |
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Hermana María Teresa (Iglesia Manmin de Francia)
María Teresa (izquierda) con un corazón agradecido visitando Corea en agosto de 2011 para conocer al Dr. Jaerock Lee Virginia (derecha) sirve en la Iglesia Central Manmin como traductora al francés en el servicio dominical matutino
Sufrí de leucemia por siete años. Desde principios del año 2000, me deterioré con facilidad y mi condición empeoraba día a día, entonces fui al hospital para hacerme un chequeo. Pero recibí un resultado inesperado el cual indicaba que tenía leucemia. Comencé a tomar medicina e hice todo el esfuerzo para ser sanada, pero no había ninguna mejoría, más bien se complicó aún más. Luego de haber transcurrido un año, fui diagnosticada con la última etapa de leucemia.
Al estar al borde de la muerte, Virginia, mi hija quien vive en Corea, vino a mi mente. Hice una llamada telefónica y le comenté que tenía Leucemia, pero no pude decirle que estaba en la etapa final. Estaba con el corazón destrozado pensando que ella había perdido a su padre cuando era muy pequeña y ahora estaba a punto de perder a su madre. Creí que era una situación muy dura para que ella la pudiera procesar. Luego mi enfermedad continuó empeorando; ya no podía comer bien y frecuentemente vomitaba. Me puse muy mal.
Antes de enfermarme pesaba alrededor de 100Kg (cerca de 220 libras), pero continué bajando de peso hasta finalmente pesar 38 kg (cerca de 84 libras); me veía como una cadáver con vida. Tuve que dejar todo, recogí mis emociones y puse mi vida en orden. Le envié mi testamento y objetos de valor a Virginia en Corea. Sin embargo, ella me habló acerca de su iglesia, la Iglesia Central Manmin y del Pastor Principal Dr. Jaerock Lee. Ella me comentó acerca de las muchas obras poderosas que han sucedido en la iglesia.
Me dijo que yo recibiría sanidad aunque no reciba directamente la oración del Dr. Lee en persona. Incluso me dijo que si yo recibía su oración a través de una foto mía con fe, sería sanada. Yo no podía dejar de decirle: "Estoy a punto de morir, ya no puedo vivir más", pero mi hija no se dejó influenciar, sino que me dijo: "Yo creo que Dios te revivirá".
En mayo del 2004, mi hija recibió la oración del Dr. Lee sobre una foto mía con mi nombre. No obstante, no hubo ninguna diferencia. Luego, mi hija comenzó a tratar de averiguar la razón por la cual no fui sanada mientras meditaba en la Palabra de Dios. De hecho, es la oración de arrepentimiento y llena de fe de la persona enferma en un intento de recibir la sanidad. En otras palabras, yo misma debía arrepentirme y recibir oración con fe, pero este no era nuestro caso. Por lo que confió en Dios, que responde a las oraciones ofrecidas por la justicia, e intensificó sus esfuerzos para recibir respuestas (Santiago 5:16).
Mi hija leía la Biblia y memorizaba versos de las Escrituras cada día. Se despojaba de su mal comportamiento y maldad cada vez que lo descubría. También albergaba la esperanza ferviente de mi sanidad cuando recibía la oración del Dr. Lee o estrechaba su mano. Incluso cuando le dijeron que estaba en un momento crítico, todavía se aferraba a la creencia de que Dios me sanaría, por lo que solo podría estar complacida y agradecida. También me predicó la Palabra de Dios para sembrar fe en mí por el teléfono.
El amor y devoción de mi hija fue abriendo mi corazón poco a poco. Me llenaba de fortaleza cuando ella me decía: "¡Mami, Dios seguramente te sanará! ¡Puedes sobrevivir a esto!" La fe y la esperanza en mi corazón creció a pasos agigantados. Entonces, pude sentir que mi condición había mejorado. En 2006, sentí energía que venía a mi cuerpo y empecé a subir de peso. ¡Fue milagroso!
En junio de 2007, tuve un examen médico periódico programado y el resultado fue asombroso. No había tumores en ninguna parte de mi cuerpo. Dios vio las obras invariables de la fe de mi hija, me dio fe a mí y me sanó a través de la poderosa oración del Dr. Lee. ¡Aleluya!
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