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Con el amor del Señor superé mi vida cansada
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Abril 08, 2012 |
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Diaconisa Kyungsook Kim (Miembro de la Iglesia Manmin de Gwangjo del este)
En octubre de 2003 el Diácono Youngdeuk Seo y yo nos casamos, ya de edad avanzada. Yo soñaba con una dulce vida conyugal, pero la realidad era totalmente distinta. Me esforzaba mucho por servir a mis suegros, pero a menudo tenía conflictos con mi suegra por causa de las diferencias de personalidad y la brecha generacional. La ansiedad, al igual que la tensión emocional y mental, se acumulaban. Mi esposo estaba al tanto de todo esto, pero no podía ayudarme.
El sufrimiento causado por la relación con mi suegra y mi cuñada me provocó depresión
En marzo de 2005, siendo la primera nuera de la familia, di a luz a gemelos varones, pero parecía que mi suegra todavía no estaba contenta. Mi corazón estaba dolido... Me sentía cansada pensando que era difícil tratar de vivir de acuerdo a su voluntad.
"¿Por qué debo vivir así? ¿Por qué debería tener algún interés en vivir así? Estoy muy sola. Tal vez debería considerar el divorcio". Recaí en esos pensamientos cada vez más.
Yo estaba tan deprimida que no podía dormir en absoluto. Incluso tuve pesadillas. En mis pesadillas me quedé paralizada. A veces veía un demonio. Al pensar en aquella época, creo que sufría de esas cosas porque yo no había practicado la bondad. La adoración a ídolos practicada por mis padres también me afectó.
Para hacer las cosas aun peores, llegué a sentir dolor en mi espalda y en mi pierna izquierda. El dolor fue causado por efectos secundarios del parto. A comienzos del 2009 me sometí a una resonancia magnética. El resultado reflejó que padecía una estenosis espinal y hernias de discos lumbares. Pero no podía someterme a una cirugía porque debía cuidar de mis gemelos. Sufrí una depresión muy profunda y en aquellos días solo deseaba morir.
Recibí el Fuego del Espíritu durante la Reunión de Sanidad con el Pañuelo
Cierto día de octubre de 2009 el Señor de amor vino a mí. La Diaconisa Jinkyung Cheong, quien había tratado de evangelizarme, llegó a mi mente de súbito. Ella siempre me había mostrado la página electrónica de la Iglesia Central Manmin y las fotografías de aquellos que eran sanados de dermatitis atópica gracias a la oración del Dr. Jaerock Lee.
Ella me llevó a la Iglesia Manmin de Gwangju del este. Empecé a llorar tan pronto como me senté en el santuario. Mi maquillaje corría con lágrimas manchadas. Posteriormente la Pastora Yeonok Cheong visitó mi casa y tuvimos un servicio familiar juntos. Ella oró por mí con el pañuelo (Hechos 19:11-12). Después de la oración fui liberada en gran manera de las pesadillas y la depresión.
Dos meses después de empezar a asistir a la iglesia, asistí a la Reunión de Sanidad con el Pañuelo con la Pastora Heesun Lee, Pastora Guía General de la Misión de Hombres y Mujeres en Corea. Ella leyó mi corazón con la plenitud del Espíritu Santo y oró por lo que yo necesitaba. Sentí que el amor de Dios quien conocía mi corazón me había consolado. Las lágrimasseguíancorriendopormismejillas.
Me arrepentí por haber sido amiga del mundo antes de llegar a creer en Dios. Sentí que el fuego del Espíritu descendió sobre mi cabeza y mi cuerpo se calentó y traspiré.
Esa noche tomó lugar una obra sorprendente. Dormí bien y me sentí descansada al levantarme en la mañana. Al siguiente día, sentí también que algo salió de mi pierna. Ese fue el momento en el que fui sanada de la estenosis espinal y las hernias de discos lumbares. Después de esto pude salir para trabajar, tal como lo deseaba, y no había más incomodidad en mi vida. Por supuesto la depresión, el insomnio y las pesadillas también desaparecieron por completo. ¡Aleluya!
Mi familia fue evangelizada y la felicidad vino sobre mí
Lo mejor de todo fue que mi corazón dolido fue sanado y transformado en un nuevo corazón. Por medio de los mensajes en la iglesia llegué a conocer la bondad de Rut quien cumplió con su responsabilidad con su suegra, y supe también lo que es la paz, el servicio y el amor que agrada a Dios. Descubrí también los sentimientos adversos, el odio y la irritación que me habían inundado. Llegué a admitir que los conflictos entre mi suegra y yo se daban por mi culpa. Me arrepentí por completo y rendí mi corazón. También ofrecí una oración de arrepentimiento por mi arrogancia al ignorar a mi esposo.
Luego llegué a cambiar mediante ayuno y oración. Mi suegra y mi esposo también tuvieron paz luego de que yo los sirviera con un corazón renovado. Mi madre, quien había sido parte del templo budista, también llegó a nuestra iglesia luego de escuchar mi testimonio. Me siento muy feliz por haber recibido la bendición de la evangelización de mi familia.
A menudo derramo lágrimas de gratitud pensando en la gracia de Dios. Él me sanó, tanto en lo espiritual como en lo físico, y permitió que mi familia tuviera paz. Incluso me permitió tener esperanza por la Nueva Jerusalén. Doy todas las gracias y gloria a nuestro Padre quien me ha dado estas grandes bendiciones.
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