Le doy gracias a Dios quien sanó mi corazón y sanó a mí hijo de impétigo
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Julio 08, 2012 |
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Diaconisa Yumi Lee (Zona 2-10)
Cuando yo era joven mis padres se divorciaron debido a los frecuentes desacuerdos y fracasos financieros. Por lo que el odio y las quejas en contra de mis padres en mi infancia han dejado profundas cicatrices en mi corazón. Como resultado de esta influencia, mi vida marital no era de lo mejor.
Las profundas cicatrices parecían regresar de nuevo cuando vi a mi esposo que ya no me abraza cálidamente. Tenía resentimientos hacia él cuando sentía cansancio y agotamiento en mis huesos debido a que cargaba a mis hijos, por lo que lo desvalorizaba y lo odiaba.
Mi hijo de tres años se enfermó de impétigo
En el pasado mes de marzo de 2012 comenzaron a salir erupciones rojizas en el rostro de mi hijo de tres años, Eu-in, luego de un paseo. Al siguiente día le aparecieron ampollas en su frente y en su mentón. Después sintió comezón y al rascarse, las erupciones se extendieron a sus cejas, nariz y boca. No lo tomé como algo de qué preocuparme ya que anteriormente él había sido sanado de gripe y enteritis mediante la oración del pastor Dr. Jaerock Lee.
Entonces mi esposo y yo recibimos la oración de sanidad por los enfermos la cual está gravada en el Sistema Telefónico de Respuesta Automática, un servicio de la iglesia. Sin embargo, no veíamos ninguna mejoría, entonces nos dimos cuenta que debíamos arrepentirnos delante de Dios. Tomamos esta decisión porque a menudo las enfermedades de los hijos son causadas por los padres.
El 6 de abril fuimos al hospital del Pediatra y el Adolescente para conocer el nombre preciso de esta enfermedad. El resultado mostró que él tenía impétigo. Los médicos recomendaron que internáramos a nuestro hijo en el hospital para recibir tratamiento médico, ya que estaban preocupados que el impétigo se extienda a todo su cuerpo. Esa noche fuimos a la Vigilia entera del viernes y de manera profunda nos dimos cuenta de la importancia de tener una familia pacífica mientras escuchábamos el mensaje.
Luego me arrepentí por haber criado a mi hijo con falta de amor, haber lastimado los sentimientos de mi esposo y discutir constantemente con él por asuntos insignificantes. Mi esposo también me dijo que estaba arrepentido por no haber atendido bien mis necesidades y por no mantener la paz en la familia.
Luego de arrepentirnos, la obra de sanidad divina comenzó
A partir de ese momento, durante tres días, el Dios de amor nos dio gracia a mi esposo y a mí. Luego recibimos nuevamente la oración del Dr. Lee por los enfermos en el servicio de respuestas automáticas. En ese momento el impétigo se había esparcido a la parte trasera de la palma de las manos e ingle de mi hijo. Sin embargo, luego de la oración el impétigo comenzó a sanar. Para mi sorpresa, su piel fue completamente limpia en el trascurso de una semana.
De hecho, tres semanas antes de que el impétigo enfermara a mi hijo, el 9 de marzo, nos acercamos al Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee, y recibimos su oración al ofrendar para su ministerio. En ese momento, nos dijo que aún nosotros no estábamos parados en la roca de la fe y continuó diciéndonos: "Deben tener paz en la familia. Deben asegurarse de criar a sus hijos espiritualmente". Es decir, Dios ya nos había mostrado el camino para resolver el problema a través de él, pero en ese momento no obedecimos. ¡Cuán necios habíamos sido!
Además de la sanidad de mi hijo, el Dios de amor sanó las cicatrices en mi corazón que tenía desde mi niñez. El mensaje titulado "Las tinieblas ocultas" predicado por la Pastora Soojin Lee durante el Servicio Dominical Matutino del 3 de junio de 2012 me ayudó a tener gran comprensión y autorealización.
Durante la noche de ese día, el Pastor Principal Lee apareció en mis sueños. Soñé tres cosas seguidas durante esa noche. En la primera escena, él arregló y apiló mi ropa de color negro y me dijo que la pusiera en la basura junto con mis malos hábitos. En la segunda escena, sostuvo rápidamente mis manos y me consoló diciendo que él sabía todo lo que me había hecho daño en mi corazón. Mis manos, brazos y corazón se abrigaron. En la tercera escena, él me mostró a personas que dieron gracias a Dios las cuales se encontraban en situaciones peores que yo y me dijo que llevara una vida llena de acción de gracias.
Desde ese sueño, la influencia de mis cicatrices del pasado sorprendentemente no han vuelto a surgir. Le doy todas las gracias a Dios la Trinidad quien sanó a mi hijo de impétigo y las cicatrices de mi corazón que no podía tratar con mis propias fuerzas. Y también por la felicidad de mi familia.
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