Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
La mano quemada de mi hijo quedó limpia gracias al poder de Dios
Misionero Batzorig Pureup (Iglesia Manmin de Mongolia)
La tarde del 8 de junio de 2012, mi hijo de dos años de edad, Batitgel, accidentalmente metió la mano izquierda en la olla con sopa hirviendo que estaba sobre la estufa. Él estaba muy atemorizado por causa del fuerte dolor que sentía debido a la quemadura de segundo grado. Mi esposa Jeoljaya roció Agua Dulce de Muan sobre su mano y oró por él con el pañuelo de poder sobre el cual había orado el Dr. Lee (Hechos 19:11-12).
Entonces el dolor desapareció y empezó a jugar bien al igual que antes, y también logró dormir bien. Pero su mano estaba inflamada y sintió dolor y supuración después de un tiempo. No obstante, mi esposa y yo no nos preocupamos porque habíamos visto a muchas personas ser sanadas por la oración del Dr. Lee con mayor rapidez que con los medicamentos de este mundo y también vimos que fueron sanos por completo.
Por medio de este incidente mi esposa y yo reflexionamos en nuestras vidas para descubrir si no estábamos practicando la Palabra de Dios, y nos arrepentimos. También asistimos a los servicios dominicales de la Iglesia Central Manmin a través de GCN TV y recibimos la oración por los enfermos con fe. Después de recibir la oración que trasciende el espacio y el tiempo, la mano de mi hijo dejó de supurar y se llenó de costras. ¡Y se sanó rápidamente! ¡Aleluya!
Al ver a mi hijo sanado gracias al poder de Dios, los creyentes de la Iglesia Manmin de Mongolia incrementaron su fe con rapidez. No confiamos en las medicinas ni acudimos al hospital. Así los miembros de la iglesia recibieron la gracia y la llenura del Espíritu al ver a mi hijo sanado por completo y sin cicatrices. Si hubiéramos usado los métodos del mundo, mi hijo habría sufrido mucho por sus cicatrices. Pero lo dejamos todo ante el Dios vivo para que él pudiera ser sanado con rapidez. ¡Damos todas las gracias y gloria a Dios!