Vitaly Tabaranu (33 años, Iglesia Manmin de Moldavia) Desde mi niñez asistía a la iglesia. Sin embargo, vivía en el pecado desobedeciendo la Palabra de Dios. No obstante ello, creía que era salvo. Mi vida no tenía sentido. ...
Diaconisa Boguem Kang (Zona 1-1, Misión de Mujeres 1-1)
Cuando mi hijo Yedam tenía alrededor de tres meses de nacido, empezó a sufrir de dermatitis atópica. Sin embargo, fue sanado gracias a la oración del Dr. Jaerock Lee. A la edad de tres años, llegó a desarrollar dermatografismo, algo que su padre, el Diácono Heewulim Park, también había tenido. Él también fue sanado gracias a la oración del Dr. Lee a pesar de que el médico había dicho que no tenía tratamiento. En el 2013, Yedam cumplió cinco años. A veces él lloraba por una inflamación en el oído medio. La noche del 8 de abril se quedó dormido luego de llorar por el dolor y el cansancio. Unas dos horas después, Yedam gritó con sus ojos muy cerrados: “¡Fuera! ¡Fuera!” Dije con asombro: “Cariño, ¿qué ocurre?” Yedam respondió: “Una serpiente... una serpiente...”, y estaba a punto de llorar. Hice que recibiera la oración del Dr. Lee que está grabada y se quedó dormido otra vez. Él se levantó de madrugada y me dijo que ya no estaba enfermo y que le permitiera ver la Presentación de Pascua 2013. Estaba mirando la presentación a través de GCN TV (www.gcntv.org) y cuando apareció la escena en la que Jesús sana a los enfermos, él dijo: “Yo también fui sanado luego de recibir la oración del Dr. Lee”. Luego se quedó dormido profundamente y despertó a las 11h00. Entonces dijo que ya no estaba enfermo en absoluto; se puso el pañuelo de poder sobre el cual había orado el Dr. Lee sobre sus oídos, y dijo: “¡Amén! ¡Amén! ¡Esta es mi oración en el nombre del Señor Jesucristo! ¡Amén!” Me pregunté qué había estado diciendo la noche anterior, así que le dije: “Yedam, ¿qué viste anoche?” Entonces él me respondió: “Vi una serpiente negra en mis oídos, así que le dije que se fuera. Entonces salió y se fue al Infierno”. Yo me sentí maravillada. Esta era una experiencia grandiosa para él y se convirtió en un niño más brillante y valiente de lo que había sido antes. Doy gracias al Señor quien sanó a mi hijo y lo protege siempre para que pueda crecer saludable.