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La providencia y amor de Dios que se encuentra en el árbol de la ciencia del bien y del mal

Noticias Manmin   No. 164
7170
Mayo 11, 2014


He aprendido que el primer hombre, Adán, y la primera mujer, Eva, se dirigieron al camino de la destrucción por comer el fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal. Dios es Omnisciente y Omnipotente, por lo tanto, Él sabía que ellos comerían del árbol. No obstante, Él colocó el árbol en ese lugar. ¿Cuál es la razón para esto?


Algunas personas dicen: “¿Por qué Dios colocó el árbol de la ciencia del bien y del mal y le permitió a Adán que fuera por el camino de la muerte?” Algunos también dicen que Dios quizás no sabía que Adán comería del árbol. Pero esto no es correcto.
Dios conocía de antemano que Adán comería del árbol y que pecaría. Es por ello que Él de antemano ya había preparado el camino de la salvación para la humanidad, incluso antes de la Creación. Dios preparó a Jesucristo desde antes de los tiempos.
Profundicemos en la providencia y amor de Dios que se encuentra en el árbol de la ciencia del bien y del mal.


Luego de que Adán y Eva comieran del árbol de la ciencia del bien y del mal por su propia voluntad

En la abundancia del Huerto del Edén, Adán, el primer hombre, aprendió mucho del conocimiento espiritual, como con respecto a Dios, el reino espiritual, la verdad, la bondad y la luz. Además recibió el suficiente conocimiento para gobernar sobre todas las cosas. Él gobernó sobre todas las criaturas y sobre todas las cosas con mucho conocimiento y sabiduría como su amo y se multiplicó al tener muchos hijos (Génesis 1:28, 2:19, 3:16). Sin embargo, Dios solo le prohibió una sola cosa; comer del árbol de la ciencia del bien y del mal que se encontraba en el medio del Huerto.

En Génesis 2:16-17 leemos lo siguiente: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.

Dios creó a Adán dándole libre albedrío con el cual él podría tomar sus propias decisiones. Él le permitió vivir por la eternidad en la abundancia del Huerto del Edén. Sin embargo, debido a que él había sido formado del polvo de la tierra y luego llegó a ser un ser viviente por el aliento de vida, no podría disfrutar de la vida eterna si desobedecía. Dios colocó el árbol de la ciencia del bien y del mal para que él mantuviera esto en mente, y que fuera cauteloso.

Adán y Eva no habían comido del árbol en obediencia a Dios por un período de tiempo incontable. No obstante, a medida que fue pasando el tiempo, terminaron fracasando en guardar el mandamiento de Dios en sus corazones. Eva fue tentada por la serpiente a la cual ella se había mantenido muy cercana. Al caer en la tentación, ella de manera voluntaria comió del árbol y dio del fruto a Adán, y él también comió del fruto. Como consecuencia, tuvieron que pagar por el pecado, así como Dios había dicho que seguramente morirían y de acuerdo a la ley espiritual ‘la paga del pecado es la muerte’ (Romanos 6:23).

Dios le dijo: “...porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. La ‘muerte’, en este caso, se refiere a la muerte del espíritu, el amo del ser humano que consiste del espíritu, alma y cuerpo. Además, la muerte del espíritu no significa que se extingue, sino que la comunicación con Dios se cortó y por ello ya no puede desempeñar su función original. Y si el espíritu de alguien muere, su cuerpo terminará enfrentándose a la muerte.

La transgresión de Adán causó que fuera maldecido. Además de ello, causó que sus descendientes se volvieran pecadores y cayeran a la destrucción. Incluso todas las criaturas en la Tierra que estaban bajo el control de Adán fueron maldecidas, lo cual hizo que cultivara la tierra con dolor para comer de ella (Génesis 3:17). En la tierra maldecida aparecieron muchas enfermedades sin precedentes y seres vivos perjudiciales para la salud. Las personas llegaron a sufrir pruebas y persecuciones traídas a sus vidas por Satanás. La serpiente fue maldita entre todos los animales de la Tierra y llegó a arrastrarse sobre su vientre (Génesis 3:14).


El amor de Dios que brinda verdadera felicidad al permitirnos experimentar la relatividad

Entonces, ¿por qué Dios colocó el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Huerto del Edén? Fue para darnos verdadera felicidad. El Huerto del Edén donde vivió Adán es un lugar muy hermoso y pacífico donde nada falta, pero en realidad no podía sentir verdadera felicidad. Es debido a que jamás había experimentado la infelicidad o desdicha. Jamás se había enfrentado a la enfermedad, la muerte, o los accidentes, y jamás había sentido la tristeza y el dolor que le sobrevino. Él no sabía lo que significaba exactamente despedirse porque no había muerte.

Las personas se dan cuenta del verdadero valor de algo cuando experimentan su lado opuesto y son capaces de detectar la relatividad entre ellos. En otras palabras, podemos entender la verdadera felicidad cuando estamos en muchas dificultades. Cuando sufrimos de una enfermedad, ganamos conciencia de la importancia de la salud desde el fondo del corazón y damos gracias. Solo después de haber pasado hambre podemos ser verdaderamente agradecidos por toda la comida. Podemos apreciar el valor de la bondad cuando experimentamos la maldad y cuán preciosa es la luz cuando vemos las tinieblas. Sin conocimiento acerca de la pobreza, las personas no pueden dar gracias por la riqueza. Sin enemistades, las personas no pueden darse cuenta de cuán bueno es el amor.

Adán vivió en el Huerto del Edén sin conocer la infelicidad. No tenía la habilidad para reconocer el valor de la felicidad que estaba disfrutando. Debido a que nunca antes habían visto la muerte, no pudo comprender el verdadero significado de la Palabra de Dios: “...porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Dios amó a Adán en gran manera, por ello le proveyó todas las cosas, pero no se sintió agradecido en su corazón. No obstante, luego de su transgresión, Adán fue expulsado del Huerto del Edén y experimentó muchos sufrimientos; sintió hambre, cansancio, frío y experimentó la partida de alguien, el sufrimiento y el dolor por causa del pecado. Al hacer esto, finalmente pudo estar consciente de cuán feliz él había vivido en el Huerto del Edén. Del mismo modo que se ha explicado, las criaturas no pueden darse cuenta de la relatividad sin experimentar las cosas opuestas. Es por ello que Dios permitió que esté el árbol de la ciencia del bien y del mal en el Huerto del Edén para que las personas pudieran comprender la relatividad.

Además de esto, somos descendientes de Adán quien fue formado del polvo de la tierra, para que pudiéramos sentir cuán buena es la vida celestial solo después de atravesar por el proceso del cultivo de la humanidad. Debido a que podemos sentir en nuestro corazón cuán grandioso será vivir en el Cielo, donde no existe el pecado ni el sufrimiento, podremos vivir con gozo y felicidad, siempre agradecidos a Dios por darnos el Cielo.

Por consiguiente, aquellos que aceptan a Jesucristo y viven con fe verdadera y esperanza por el Cielo, tendrán agradecimiento y alegría en cualquier tipo de vida que tengan en la Tierra (2 Corintios 4:17-18). Cuando nos damos cuenta del amor del Señor podemos solucionar el problema de nuestro pecado, disfrutamos verdadera felicidad con esperanza por el Cielo.


 

 

 
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