En 1 Juan 1:5 leemos: «...Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna». Y como dice Juan 1:1, la Palabra era Dios, por lo tanto, si practicamos la Palabra, significa que habitamos en la Luz.
Si habitamos por completo en la luz mediante la práctica de la Palabra de Dios, podemos recibir lo que pedimos (1 Juan 3:21-22). Ahora profundicemos en tres puntos que muestran cuán bien permanecemos en la Luz.
¿Se queja o murmura?
Muchas personas le echan la culpa a los demás o a las situaciones cuando las cosas no salen como ellos esperaban, o cuando se enfrentan con dificultades. Sin embargo, recibir o no bendiciones, depende de ellos mismos. Los hijos de Dios pueden recibir bendiciones y habitar en el amor de Dios, que controla la vida, la muerte, la fortuna y la desgracia, si realmente creen en Dios y obedecen su Palabra en la Biblia (Éxodo 15:26; Deuteronomio 28).
No obstante, algunos creyentes como no creyentes siguen aún sufriendo dificultades. Esto es porque ellos practican la falsedad que está en contra de la Palabra de Dios. Ellos odian, se quejan, se enojan, calumnian y buscan sus propios beneficios, desobedeciendo la Palabra. Sin embargo, muchos de ellos no ven sus propios problemas que causan dificultades, pero solo se quejan y culpan a los demás o a las situaciones en todo. No podemos decir que habitan en la Luz.
Los hijos de la Luz deben hacer todas las cosas con agradecimiento y gozo sin importar cuán pequeño sea, y comprender y servir a los demás. Ahora examine si es que usted está hablando acerca de los errores de los demás. Sin importar cuán rectas sean sus palabras, si las dice con malestar, es una clara evidencia de que usted aún tiene tinieblas en su vida.
La gente de bien se culpan por las dificultades y tratan de dar gracias en todo. De esta manera, los hijos de Dios, Quien es Luz, deben desechar la queja, dar gracias de corazón y regocijarse. Cuando lleguen a tener este tipo de corazón y labios, el enemigo diablo y Satanás se apartará de ellos y la gracia de Dios vendrá sobre sus vidas.
Cuando comprendemos a las demás personas y trabajamos con gozo y agradecimiento, produciremos el fruto del avivamiento, recibiremos bendiciones y recompensas en el Cielo de acuerdo a nuestras obras y devoción.
¿Obedece usted en un orden espiritual?
«Obedecer en el orden espiritual», significa que obedecemos a Dios y obedecemos Su Palabra. Dios es Todopoderoso y es nuestro Padre espiritual Quien nos ha creado y quiere bendecirnos (Hebreos 12:9). Por lo tanto, si los hijos de Dios no le sirven y adoran ídolos hechos por los hombres, y desobedecen a Su Palabra y viven como ellos quieren, esto quebranta el orden espiritual.
Si usted desobedece la regla y el orden del mundo, enfrentará el castigo. De igual manera, si desobedece la Palabra de Dios de acuerdo con la ley espiritual, Satanás traerá acusaciones en contra suya y se encontrará enfrentando pruebas. Por consiguiente, debe obedecer el orden espiritual en la Palabra de Dios. Para que nuestra iglesia pueda revivir y recibir bendiciones, la iglesia también debe seguir el orden espiritual y con ello complacer a Dios.
Es decir, los miembros de la iglesia deben obedecer la Palabra de Dios aunque lo diga un hombre inferior. Ellos deben estar unidos en la verdad y en la frecuencia del Espíritu Santo. No deben insistir en su propia opinión y colocar el orden carnal por sobre el orden espiritual. Por supuesto, no deben ignorar el orden carnal y envanecerse solo porque están espiritualmente en un nivel más avanzado.
Siempre deben tener en cuenta lo que deben hacer para obedecer la Palabra de Dios, ser rectos a los ojos del Señor, y obedecer al igual que Abraham, el padre de la fe.
¿Intenta usted estar unido como uno con amor espiritual?
La gente a menudo se irrita y discuten entre sí cuando no les gustan las palabras o las acciones del otro a pesar de que dicen que se aman. Pueden incluso traicionarse entre sí a medida que el amor entre ellos se enfría. Lo mismo ocurre con el amor entre padres e hijos y entre hermanos, así como el amor entre un hombre y una mujer. Su amor a menudo cambia y se traicionan cuando piensan que el amor no es beneficioso y que más bien les trae problemas. Es posible que se echen la culpa el uno al otro por sus errores sin pensar en sus propias faltas. Sin embargo, el amor espiritual es diferente.
Si usted habita en la Luz, posiblemente no vea los defectos o manchas de los demás ni guarde rencores. Usted puede ocultar sus defectos, soportarlos, creer en su renovación y animarlos. Incluso si hacen cosas que son de su agrado, puede seguir comprendiéndoles, tratar de hacer las paces y mantener la paz con ellos. Incluso si se encuentra en dificultades, es posible que haga que otras personas se sientan cómodos. Incluso si usted no posee lo que necesita, se sentirá feliz al ver a otros tenerlo y poder disfrutar lo que les pertenece.
Es posible que se sacrifique por los demás, se humille a sí mismo y sirva a otros. No solo puede amar a unos pocos que le aman, sino a todos. Esta es la vida de aquellos que permanecen en la Luz y la clave para recibir todo lo que pida a Dios.
Incluso si alguien parece trabajar diligentemente por la tarea que recibió por Dios, si quiere ser reconocido por sus esfuerzos y contribuciones, o si insiste en su justicia sobre la base de lo que escuchó y supo acerca de la verdad y quebranta la paz y actúa con rudeza, esta persona no tiene amor y no habita en la Luz.
Podemos ser reconocidos por vivir en la Luz solo cuando nos damos cuenta del amor y la gracia del Señor en nuestros corazones; cumplimos nuestras tareas con el corazón de un esclavo indigno; servimos a todo el mundo y trabajamos con agradecimiento, alegría, fe, esperanza y amor.
Este es el amor espiritual. Cuando permanecemos en la Luz con el amor espiritual, Satanás no puede perturbar nuestras vidas. Dios el Todopoderoso nos protegerá y las bendiciones sobreabundarán en nuestra familia, lugares de trabajo y en nuestro negocio. Si Satanás obra, a pesar de que vive en la Luz, es que Dios quiere darle bendiciones. Si usted simplemente se regocija, da gracias y ora, Dios causará que todas las cosas obren para bien.
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