En Hechos 16:31, leemos: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa». Esto no significa que si un individuo de una familia cree en el Señor el resto de familiares serán salvos automáticamente. Para recibir la respuesta a nuestra oración por la evangelización de la familia, debemos cumplir las condiciones según la justicia. Cornelio, quien aparece en el décimo capítulo de Hechos, era un «hombre piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y dio muchas limosnas al pueblo judío y oraba a Dios continuamente».
Toda su familia y sus amigos que habían escuchado el mensaje de Pedro, recibieron el Espíritu Santo. Observemos ahora las claves para la formación de una familia que agrada a Dios y que recibe bendiciones.
Clave1. Temer a Dios con reverencia sobre todas las cosas.
Cornelio era un centurión del Imperio romano. Sin embargo, él temía a Dios y oraba, por eso era reconocido por Dios. Él no solo temía a Dios con reverencia por sí solo, sino que lo hacía junto a toda su casa. Esto significa que él era respetado, amado y que los miembros de su familia confiaban en él. Es por eso que todos los demás miembros de su familia le obedecían y eran unidos. Dado que Cornelio amaba a Dios, los miembros de su familia también llegaron a amar a Dios.
Anhelo que usted también se examine a sí mismo y a su familia. ¿Ora usted con intensidad y trabaja fielmente para el reino de Dios? ¿Está tratando de evangelizar a sus familiares, sin embargo, no le escuchan cuando usted les habla? ¿Por qué todavía no se han rendido ante Dios? ¿Por qué? Se debe a que los miembros de su familia no confían plenamente en usted.
Si los padres se despojan de toda forma de maldad y tratan a sus hijos con bondad, verdad y amor, entonces los niños imitarán a sus padres de forma natural. Si un padre que ocasionaba momentos duros a su familia escucha la Palabra de Dios, se despoja de su maldad y cambia, ¿cuán feliz y pacífica se volverá su familia? Dejaría de insistir en sus propias opiniones, intentaría escuchar las opiniones de su esposa y niños, y se esforzaría por comprenderlos. Entonces la familia se volverá feliz.
Para que esto suceda, es necesario que usted cambie su forma de dirigirse a ellos. Por ejemplo: cuando les pide que hagan algo, no debería usar un tono de orden, ni decir: «¡Ayúdame con esto, ahora!» Si por el contrario usted dice: «En realidad me agradaría que me ayudaras con esto», entonces el tono será más suave y agradable.
Asimismo, algunos padres se frustran cuando ven a sus hijos repetir el mismo error o una mala acción una y otra vez. Usted no debe empeorar la situación con sus emociones agitadas o hablar de sus errores pasados que no están relacionados con un asunto actual. En ese caso, solamente debe señalar lo que su hijo está haciendo mal y únicamente explicar los hechos. Luego debe exponer calmadamente las consecuencias de ese comportamiento, y ayude a su hijo a comprender su error y las indeseables consecuencias de sus acciones. Finalmente, si usted le asegura con sinceridad que lo que dice y hace es por el bien de su hijo, el niño sentirá su amor. Esto causará un cambio, aun cuando el niño haya cerrado su corazón hacia usted.
Si usted teme a Dios y actúa con la verdad y con amor hacia su familia constantemente, como he explicado, los miembros de su familia sentirán su amor y confiarán en usted cada día más.
Clave 2. Edificar a los demás al mostrar la bondad en su corazón a manera de palabras y obras externas.
Los que temen a Dios se despojan del mal de su corazón y más bien lo llenan con bondad. A medida que el corazón se llena con más bondad, hablarán con palabras de bien y mostrarán obras de bien. No hablarán palabra alguna que pueda herir los sentimientos de los demás o lastimar su corazón. Hablarán palabras de consuelo, valentía, calidez y palabras que dirigen los demás hacia la vida. Sus acciones edificarán a los demás y serán portadoras de amor.
Cornelio fue este tipo de persona. La bondad y el ánimo espiritual encontrado en sus obras se mostraron de modo especial en sus «obras de caridad». No podemos ayudar a los demás simplemente porque somos ricos. Primero debemos amar a las almas y tener compasión por ellas. Cornelio fue un centurión en el ejército del Imperio romano que había invadido Israel, pero él ayudó a muchos judíos. Muchos de los judíos hablaban bien de él.
Las obras de caridad sin amor no pueden ser verdaderas obras de caridad. Aunque donemos grandes cantidades de dinero, Dios no se complacerá con esto si deseamos que nuestro nombre sea exaltado por nuestra obra (Mateo 6:3-4). No solo debemos tener un buen corazón, sino que debemos acumular bondad con palabras y acciones de manera activa. Este es el secreto para hacer descender las bendiciones con rapidez.
Cuando vemos alguien en necesidad, tener compasión es una cosa, pero extender una mano de ayuda es otra, incluso cuando la ayuda sea mínima. Además, cuando otra persona hace algo bueno, regocijarnos de corazón y decir una palabra de elogio con sinceridad son dos cosas diferentes.
Cuando presentamos un pequeño obsequio y decimos una palabra de aliento, estamos marcando una diferencia. Anhelo que usted acumule la bondad con diligencia, no solo en su corazón sino con palabras y acciones que sean de agrado a Dios y puedan ser motivo de bendiciones y respuestas de Dios a sus oraciones.
Clave 3. Comprender que es Dios quien le da respuestas, y orar en todo tiempo.
Aunque alguien posea un corazón muy bueno y haga muchas cosas buenas, estas cosas no le otorgarán la salvación. En la última parte de Jonás 2:9, dice: «La salvación es de Jehová». Proverbios 16:1 expresa: «Del hombre son las disposiciones del corazón; mas de Jehová es la respuesta de la lengua».
Si alcanzamos un corazón de espíritu y espíritu completo que sea agradable a Dios (1 Tesalonicenses 5:23), todo lo que hagamos y planifiquemos en el corazón pertenecerá a la verdad y la bondad. Como tal, corresponderá al corazón y a la voluntad de Dios. Por ende, recibiremos respuestas con facilidad.
Cornelio buscó a Dios y siempre oró con una buena consciencia, incluso sin ser un judío. Dios tuvo un encuentro con Cornelio porque él lo buscó, y como evidencia, Dios le dio bendiciones. En Proverbios 8:17 se nos promete: «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan». Si amamos a Dios, Él nos demuestra Su existencia.
Aunque tengamos temor de Dios y hagamos lo bueno con nuestras acciones, el que da las respuestas es Dios. Por lo tanto, debemos entregarlo todo a Dios en oración con una actitud humilde. Además, para recibir respuestas de parte de Dios, debemos llenar la medida de oración al clamar constantemente con fe y amor.
Dios ama a Sus hijos y Él anhela darles lo mejor. Asimismo, Él conoce cuál es el mejor momento para dar Sus bendiciones. Espero que ustedes crean y confíen en Dios y que oren sin cesar, al igual que Cornelio, para que obtengan el deseo de su corazón de lograr la evangelización de su familia.
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