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Tres puntos de control para incrementar tu fe

Noticias Manmin   No. 222
4921
Octubre 09, 2016


Meditemos en nuestra medida de fe en tres aspectos para poder examinar con exactitud la medida de nuestra fe, mejorar nuestra fe y alcanzar el nivel de fe lo suficientemente digno para entrar en la ciudad de Nueva Jerusalén.


Primero: La profundidad de tu corazón

¿Cómo puedes examinar la profundidad de tu corazón? En este caso la profundidad del corazón se refiere a la cantidad de amor, virtud y la bondad espiritual que hemos logrado. También se pueden comprobar a la luz de los niveles de la bondad.

¿Te quejas de inmediato y tratas de razonar cuando hay cosas con las que no estás de acuerdo? ¿Te pones impaciente y tratas de solucionar las cosas si algo te produce alguna pérdida? ¿Acaso no te desanimas y dejas tu puesto si te esfuerzas pero no eres reconocido, y te sientes que te han dejado rezagado? Si algo de esto es cierto para ti, aún no te encuentras ni en el primer nivel de bondad. En realidad no se puede considerar ni siquiera que tienes fe.

En el primer nivel de bondad puedes ser paciente y no devolver la maldad a los demás que actúan con maldad. Tienes algunos malos sentimientos y malestar, pero los suprimes. En este mundo dirán que eres alguien bueno, pero a los ojos de Dios, no lo es. La verdadera bondad no es suprimir los malos sentimientos. En primer lugar, no deberías tenerlos. Este es el segundo nivel de bondad.

El tercer nivel de bondad es motivar a los demás a pagar con bondad los actos de maldad. Cuando Saúl intentó matar a David, él le permitió a Saúl seguir con vida y decirles palabras muy humildes. Por ello, Saúl se conmovió e incluso lloró.

En el cuarto nivel de bondad, estás dispuesto a dar tu vida incluso por aquellos que actúan con maldad hacia ti. Este era el corazón de Jesús. Fue crucificado sin tener pecado alguno, y aun así, Él intercedió por los pecadores que lo estaban crucificando. Además, este fue el tipo de corazón que tuvieron Moisés y el apóstol Pablo, quienes estuvieron dispuestos a dar sus vidas para interceder por su pueblo.

La profundidad y la concentración de amor espiritual son diferentes en la medida en que la fe crece. Como tal corazón se profundiza, se puede sentir y reconocer el amor de Dios más profundamente. Solo cuando se tiene, al menos el segundo nivel de la bondad, se puede proteger a las almas confiadas a nosotros del enemigo diablo y Satanás, y también, aumentar la fe.


Segundo: La anchura de tu corazón

¿Cuál es la anchura de tu corazón? Puedes examinar cuántas almas puedes aceptar, abrazar y servir. Aunque sea profundo, si un vaso es muy estrecho, no puede abarcar mucho.

Algunas personas aman a Dios y anhelan la santidad, pero su corazón es estrecho. Por ello, la fe de estas personas no puede crecer mucho. Por ejemplo, son fieles a los servicios de adoración, a la oración y a otras responsabilidades personales dentro de la iglesia, pero no están interesados en cuidar de las almas o lo que es relevante para ellos directamente. En este tipo de casos, es difícil que puedan darse cuenta o incluso cambiar por sí solos.

Algunos sirven diligentemente a otras almas que los aceptan y siguen, pero son muy fríos con las personas que están en desacuerdo con ellos.

Si tienen corazones anchos, aceptarán no solo a aquellos con los que son compatibles, pero pueden aceptar cualquier tipo de persona. Supongamos que un obrero no quiere realizar ningún tipo de trabajo forzoso, sino que quiere realizar cosas que pueden llamar la atención sobre sí mismo. Es posible que incluso hablen mal de ti. Si no posees un corazón ancho (amplio), sufrirás al pensar en esa persona. Implícitamente esperarías que no se presentara en las reuniones. Incluso querrás que otra persona ocupe su puesto de trabajo. Sin embargo, si posees un corazón ancho, podrás amar a cualquier tipo de colaborador. Solo pensarás en las buenas cualidades de esa persona e intentarás unirte. Incluso buscarás una manera de servir a dichas personas.

El vaso del corazón de una persona puede ser ancho y profundo dependiendo de la voluntad de ella. Si intentas poseer bondad con el corazón del espíritu y piensas de la misma manera, tu corazón será más ancho y más profundo. En dicha medida, serás capaz de abarcar más almas y la medida de su fe aumentará.


Tercero: El grado de práctica

Dependiendo de qué tipo de tarea vas a realizar y la forma de poner la verdad en acción, el valor de tu fe será diferente.

Supongamos que hay dos líderes de célula. Uno de ellos piensa: «Aún no estoy en el espíritu, pero quiero expandir el reino de Dios de la mejor manera posible», y realmente cumple con su deber de la mejor manera posible. Como resultado de realizar visitas y evangelizar de manera diligente, hubo avivamiento y se convirtió en un líder de subdistrito. El otro líder, por el contrario, piensa: «No tengo la capacidad, así que tomaré esta responsabilidad nuevamente una vez que haya entrado al espíritu». Entonces, a pesar de que la profundidad y la anchura del corazón de los líderes son iguales, pronto sus medidas de fe serán diferentes.

Es posible que anheles una fe mayor a medida que cumples con tu deber, lo que se debe a que si posees responsabilidades, tendrías una mayor esperanza de pensar: «Quiero ayudar a que los miembros reciban respuestas y bendiciones, y para hacer eso, necesito tener mayor poder». Si no tienes responsabilidades específicas, puedes mirar más a tu alrededor y hacer todo lo posible para convertirte en fortaleza para el reino de Dios.

Como miembros de una célula o de un grupo pequeño, pueden mantener sus posiciones e intentar reunirse y dar buen testimonio, realizar visitas y compartir el evangelio, o realizar otros servicios voluntarios. O como lo hizo Ana, con su corazón, pueden orar y ayunar por el reino de Dios.

Si te conviertes en luz y sal para las personas que te rodean y haces que su vaso sea más profundo y más ancho, Dios te dará una fe mayor (Efesios 3:18-19).


 

 

 
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