El Espíritu Santo nos ayuda a tener el conocimiento y la comprensión de Dios quien es Espíritu, así como del reino espiritual, para que podamos creer y confesar que Jesús es nuestro único Salvador (Gálatas 4:6; 1 Corintios 12:3). Damos todas las gracias y la gloria a Dios Padre, en celebración del Día de Pentecostés realizado el domingo 4 de junio de 2017, por ahondar en la gracia otorgada por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo derrama la gracia como una catarata
Tal como está escrito en 1 Corintios 12, el Espíritu Santo da varios dones. Uno de ellos es el don de hablar en lenguas. Quienes han hablado en lenguas deben de haber sentido el gozo espiritual y la felicidad celestial. Con el don de las visiones, pueden ver el Cielo o los seres espirituales, tales como los ángeles.
Nos llenamos del gozo de Dios cuando lo alabamos y oramos, y al trabajar para Él con la plenitud del Espíritu.
Asimismo, mediante las obras poderosas del Espíritu Santo, podemos sentir el mundo espiritual en el que no hay nada imposible y que es misterioso y maravilloso. Por medio de Su obra, usted tendrá la seguridad de la certeza absoluta de la Biblia para que no tenga vínculo alguno con el mundo y que pueda llevar una vida llena de esperanza por el Cielo.
El Espíritu Santo explora lo más profundo de Dios (1 Corintios 2:10) y nos hace saber las providencias secretas de Dios, y nos ayuda a comprender el corazón y la voluntad de Dios. Por medio de Su ayuda, podemos entender cuán grande es el amor de Dios y cuán profunda es Su bondad.
El Espíritu Santo nos permite comprender no solo el amor de Dios sino también Su justicia. Él nos hace saber cómo podemos vivir una vida bendecida sin estar involucrados en los desastres de este duro mundo. Por medio del Espíritu Santo, Dios derrama la gracia como una catarata. Debemos estar agradecidos de que el Espíritu Santo que habita en nosotros nos da gracia abundante.
El Espíritu Santo intercede y gime por nosotros
Ya que el Espíritu Santo es la verdad (1 Juan 5:7), cuando los hijos de Dios van tras la verdad, el Espíritu Santo se regocija en gran manera. Cuando el Espíritu Santo se regocija en nosotros, nuestro corazón se llena de alegría. Por el contrario, el Espíritu Santo gime en nuestro ser si vamos tras la falsedad. Cuando esto sucede, nuestro corazón también se siente perturbado. En este punto, si nos arrepentimos y practicamos la verdad, la ansiedad desaparecerá y la paz descenderá sobre nosotros.
Aunque cometamos un grave pecado por causa de nuestra debilidad, Él intercede por nosotros con gemidos profundos que no se pueden explicar con palabras, y ruega a Dios para que nos perdone y nos dé fortaleza para arrepentirnos de los pecados. Si no escuchamos Su voz, el Espíritu Santo siempre llama a la puerta de nuestro corazón para que nuevamente podamos abrir el corazón y obedecer.
El Espíritu Santo conoce cuán llena de pecado está la generación actual y cuán malos son los corazones de las personas en los tiempos finales. Por esta razón, sin parar pide perdón por nosotros y ruega para que tengamos más oportunidades. El Espíritu Santo no se da por vencido, ni siquiera con aquellas almas que tratan de rendirse de sí mismas. Él gime por ellas, intercede por ellas y las guía al camino correcto que Dios el Padre anhela.
Usted debe estar profundamente agradecido por el amor del Espíritu Santo que desea llevarlo a la Nueva Jerusalén en el cielo, a pesar de sus muchas falencias.
El Espíritu Santo siempre conoce nuestro corazón y nos ayuda en cada momento y en cada lugar
El Espíritu Santo obra en nuestra vida de varias maneras para que podamos sentir el amor de Dios. Nos consuela, nos alienta y nos ayuda.
En momentos de tribulación cuando nadie conoce lo que usted siente, puede sentir consuelo a través de un arco iris en el cielo por la promesa que representa, la cual Dios le ha dado a usted. A veces nos consuela o alienta por medio de los demás a nuestro alrededor. En ocasiones se obtiene lo que se anhela de parte de otras personas. O quizás se recibe algunos ingresos extras que resultan ser la cantidad exacta que uno necesita. Entonces las lágrimas se acumulan y se verá conmovido por la delicadeza y la bondad de Dios quien conoce todas sus situaciones.
A veces puede sentir que cierto contenido del mensaje es dirigido exclusivamente para usted. Al cantar alabanzas, ciertas letras conmueven el corazón profundamente. En sus oraciones, puede ser que ore por cosas necesarias como si el Espíritu Santo hubiera puesto esas palabras en sus labios. Cuando algunos pastores o líderes llenos del Espíritu interceden por usted en las reuniones de oración, leen su mente como si estuvieran dentro de ella.
Entonces usted logra sentir el profundo amor de Dios y piensa, el Padre conoce mi corazón. Él me alienta a tener confianza. Él me llama para que camine hacia la Nueva Jerusalén. Todas estas cosas son por mano del Espíritu Santo quien conoce y comprende nuestro corazón. El Espíritu Santo conoce, no solo nuestras palabras, sino también nuestras acciones y lo profundo de nuestra situación, que los demás no conocen.
Solo recuerde que hay alguien que lo está mirando con los ojos de Dios el Padre y que lo sostiene con el corazón del Padre, quien está siempre con usted. Se trata del Espíritu Santo. Reconozca al Espíritu Santo y confíe en Él para que pueda avanzar hacia la Nueva Jerusalén con más vigor.
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