Artículo principal / El amor de Dios quien desea que todo hombre alcance salvación
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Diciembre 09, 2012 |
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Dios estableció un plan para el cultivo de la humanidad a fin de obtener hijos verdaderos que pudieran compartir amor con Él y ha cumplido Su Providencia. A través de Sus hombres, Dios ha enseñado a la gente que Él está vivo y que necesitan vivir de acuerdo a Su Palabra. Además envió a Su Hijo unigénito para resolver el problema del pecado y cumplir la Providencia de la cruz.
Asimismo, Dios envió al Espíritu Santo para que los hombres que viven en este mundo pecaminoso pudieran alcanzar la victoria con fe. Por medio de estas cosas, Él demuestra Su amor; sabe bien lo que los hombres necesitan y les provee en el momento correcto, lo cual incrementa la plenitud.
Al conmemorar la Fiesta de Acción de Gracias, anhelo que graben profundamente en sus corazones el gran amor de Dios quien desea que todo hombre alcance salvación, tal como está escrito en 1 Timoteo 2:4, y que glorifiquen a Dios como creyentes semejantes al trigo.
El toque amoroso de Dios que guía a Sus hijos amados al reino celestial
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. (Juan 3:17-18)
Solo por el hecho de confesar con los labios que “se cree”, no significa necesariamente que se ha alcanzado salvación. Si ustedes creen en verdad, necesitan demostrar las pruebas de la profesión de su fe. La fe muerta, es decir, la fe sin obras, no lleva a la salvación (Santiago 2:17). La prueba de la fe que sirve como punto de referencia para la salvación es qué tan bien actuamos de acuerdo con la Palabra del Señor. Dependiendo de esto, los creyentes se dividen en los que se asemejan al trigo y los que se asemejan a la paja. Entonces, Dios siempre guía a Sus hijos amados a descubrirse a sí mismos y a cambiar, y los conduce a la verdad por medio del Espíritu Santo.
Para que ellos se abstengan del pecado y permitan que su corazón se asemeje al del Señor, a veces Él permite el juicio a través de la carne. Debemos estar conscientes de que el juicio mediante el Espíritu Santo, la verdad y la carne en nuestras vidas es el toque de amor de Dios para que no seamos sentenciados al Infierno sino al hermoso Cielo en el Juicio del Gran Trono Blanco.
¿Qué significa ‘ser juzgado por el Espíritu Santo’?
“Sentirse miserable y afligido cuando los hombres se apartan de la verdad”
En Juan 16:8, Jesús dijo: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Cuando aceptamos a Jesús como Salvador personal, se nos otorga el Espíritu Santo como un don. El Espíritu nos enseña acerca del pecado, la rectitud y el juicio mientras escuchamos la Palabra de Dios. Por medio de la Palabra de Dios, quien es la Luz, Él permite que descubramos la maldad en nuestro corazón.
Si alejamos la maldad descubierta con la ayuda del Espíritu Santo y permanecemos en la Palabra de Dios, podemos vivir siempre con la llenura del Espíritu Santo. Por el contrario, si no ahuyentamos el pecado sino que vivimos en él a pesar de estar conscientes de ello, nos sentiremos miserables y afligidos. Tendremos estos sentimientos porque en el corazón hay una guerra entre los 'dos deseos': el deseo de ir tras la verdad y el deseo de ir tras la falsedad.
En otras palabras, el sentimiento de aflicción que surge cuando el hombre vive apartado de la verdad resulta del juicio del Espíritu Santo. Aunque el hombre se siente de ese modo, si no aleja la maldad y sigue viviendo en las tinieblas, el pecado y la maldad, el Espíritu en él se apagará al final (Ref.: 1 Tesalonicenses 5:19). Por consiguiente, si nos sentimos afligidos por el juicio, debemos arrepentirnos rápidamente y alejarnos del pecado y recobrar la plenitud del Espíritu.
¿Qué es ‘ser juzgado por el Espíritu Santo’?
“Las cosas van bien o mal, con bendición o aflicción, dependiendo de si el hombre practica la verdad”
En Juan 14:6 leemos: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. No todos actúan de acuerdo a la verdad, incluso a pesar de comprenderla. Claro está que quizás hay alguien que practica la verdad en su totalidad desde el principio, pero la mayoría de personas no lo logran.
Cuando vivimos de acuerdo a la Palabra de Dios que es la verdad, podemos estar bajo la protección y guía de Dios y disfrutar de las bendiciones de prosperidad. Adicionalmente podemos recibir las bendiciones de la buena salud y el éxito financiero. No obstante, cuando no vivimos de acuerdo a la verdad, situaciones financieras difíciles, dolencias o problemas vienen a nuestra familia, lugar de trabajo o de negocios debido a la acusación de Satanás.
Como he explicado, dependiendo de cuánto practicamos lo que hemos comprendido al escuchar la verdad, las cosas irán bien o mal, con bendición o con dificultades. ¡Este es el juicio a través de la verdad!
¿Cuál es el juicio a través de la carne?
“En el caso en el que el juicio a través de la verdad resulta en fruto evidente”
Cuando no vivimos según la verdad a pesar de escucharla y comprenderla, muchos problemas pueden surgir, tales como las discordias familiares o las enfermedades físicas. Asimismo, los negocios pueden enfrentar dificultades o daños financieros. De este modo, el juicio según la verdad resulta en un fruto evidente, que es el juicio de la carne.
Si ustedes no se arrepienten y cambian cuando el Espíritu Santo juzga, no podrán evitar ser confrontados con el juicio por medio de la verdad. Si no se arrepienten, ni siquiera al enfrentar el juicio, el siguiente juicio es el de la carne. Por medio de todo este proceso se revela el nivel de fe de cada uno y podemos discernir entre el ‘trigo’ y la ‘paja’. En el Juicio del Gran Trono Blanco, el juicio final se sentencia entre el Cielo y el Infierno, es decir, entre la vida eterna y la muerte eterna.
Si se desprecia la voz del Espíritu Santo, se rehúsa permanecer en la verdad para ir tras el deseo de la carne continuamente, entonces no se tendrá otra opción más que sufrir en el juicio de fuego. Es decir, en los siete años de la Gran Tribulación y el fuego del Infierno que no se apagará jamás. Por ende, si el Espíritu gime en su ser, deben comprenderlo rápidamente, arrepentirse y cambiar. Aunque estén bajo el juicio de la carne, si se arrepienten y cambian, podrán evitar el juicio del fuego eterno.
El Dios de amor nos ayuda a permanecer en la verdad a través de Jesucristo y el Consolador, el Espíritu Santo, para que todo hombre alcance salvación. Con Su muy anhelado deseo de obtener hijos verdaderos con quienes compartir amor por siempre, Dios ha creído, ha esperado y ha soportado todas las cosas.
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