Consejería cristiana - Quiero conocer al Dios vivo
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Abril 14, 2013 |
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P Deseo conocer a mi buen Padre Dios como Su hijo en todo tiempo y experimentar de Él. ¿Qué debo hacer para conocer al Dios vivo?
R Lo más fundamental e importante para conocer a Dios es que usted lo desee con toda sinceridad, como está escrito en Proverbios 8:17. Dios nos ama por sobre todas las cosas y nos busca primero. Dios no nos va a obligar a abrir nuestros corazones para que Él pueda venir a encontrarse con nosotros. Él obra de acuerdo a Su justicia. Él puede venir a nuestro corazón y tener un encuentro con nosotros solo cuando estamos dispuestos a abrir el corazón (Apocalipsis 3:20). Nuestro anhelo por tener un encuentro con Dios será sincero cuando seamos pobres en espíritu. Luego de tener un gran deseo por conocer a Dios, usted debe acudir al lugar donde Él está. Le hablaré acerca de las cuatro maneras de conocer a Dios quien mora en la Luz, la verdad, la bondad y el amor.
1. Se puede conocer a Dios al obedecer Su Palabra
Los 66 libros de la Biblia nos dicen quién es Dios y cuál es Su voluntad para la humanidad. De manera especial nos habla acerca de cuánto nos ama. A través de la Biblia podemos llegar a entender estas cosas y, en la misma medida, nuestra fe en Dios incrementa. La razón por la que se acude a la iglesia y se aprende la Palabra de Dios es para tener un encuentro con Él por medio de la Palabra.
Como está escrito en 2 Timoteo 3:16, ‘toda la Escritura es inspirada por Dios’; la Biblia fue escrita por la inspiración del Espíritu Santo. Por tanto, debemos comprender el verdadero significado con la ayuda del Espíritu Santo. Entonces la Palabra será viva y eficaz y penetrará hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, tal como está escrito en Hebreos 4:12.
Mientras se obedece las palabras de Dios que nos dicen lo que se debe hacer, no hacer, guardar y abstenerse, varios problemas de la vida se resolverán y las bendiciones descenderán sobre nosotros.
2. Se puede conocer a Dios al clamar en oración con sinceridad
Si oramos con sinceridad a Dios en el nombre de Jesucristo, seremos inspirados por el Espíritu Santo y comprenderemos el corazón y la voluntad de Dios contenida en Su Palabra. Además recibiremos el poder para seguir la Palabra de Dios.
La oración no es un monólogo. Es una conversación con Dios. Cuando Sus hijos oran, Él escucha y toca sus corazones o les da comprensión y entendimiento. De esta manera podemos comunicarnos con Dios el Padre. Es decir, podemos tener comunión personal con Dios. Además, si oramos de acuerdo a la voluntad de Dios, Él nos responderá de acuerdo a la ley de la justicia. Por medio de estas ocasiones, ciertamente podremos conocer y experimentar a Dios.
Sabemos lo que el ciego Bartimeo hizo para tener un encuentro con Jesús al leer en Marcos 10:46-52. Él recibió la respuesta de parte de Jesús al buscarlo con sinceridad y en alta voz. Cuando los demás lo reprendían para que se detuviera, él levantaba su voz aún más. Esto ocurrió porque su desesperación era muy grande. Al final conoció a Jesús y sus ojos fueron abiertos según lo que deseaba.
Muchos profetas tales como Elías y Pedro también clamaron en oración. Jesús también oró con todas Sus fuerzas, al punto que Su sudor se convirtió en ‘gotas de sangre que caían al suelo’. Si usted clama con un corazón tan sincero al orar, no tendrá pensamientos ociosos ni sueño. Así, cuando ore, anhelo que lo haga con todo el corazón y que clame con la determinación de que ciertamente conocerá a Dios (Jeremías 33:3).
3. Puede conocer a Dios al alabarlo con el corazón
El Dios vivo se complace mucho en las alabanzas. Es tal como lo dice Salmos 69:30-31: “Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, lo exaltaré con alabanza. Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey, o becerro que tiene cuernos y pezuñas”.
Cuando Sus hijos lo exaltan con alabanzas, el corazón, los ojos y oídos de Dios se enfocan en Sus hijos. Esta es la razón por la que estamos llenos de gozo y emoción cuando cantamos alabanzas.
En la Biblia podemos ver que los padres de la fe también ofrecían alabanzas a Dios de vez en cuando. Uno de los personajes más importantes es David. Él disfrutaba cantar alabanzas mientras cuidaba del rebaño estando solo o cuando ofrecía sacrificios a Dios en calidad de rey. Dios amaba a este David y estaba con él en todo el tiempo de sus alabanzas.
Las alabanzas que David cantaba también contenían el poder de la luz. Cuando David tocaba el arpa, los espíritus malignos que afligían a Saúl huían, según lo que se describe en 1 Samuel 16:23. En 2 Reyes 3, Eliseo fue motivado por Dios y recibió Su palabra mientras el tañedor tocaba. Cuando alabamos la bondad, amor y poder de Dios de este modo, Él acepta nuestras alabanzas con gozo y nos demuestra Su amor abundante.
4. Puede conocer a Dios al adorar en espíritu y en verdad
Los antepasados de la fe, desde Abraham hasta Isaac y Jacob en el Antiguo Testamento, se comunicaban con Dios por medio de sacrificios. El rey Salomón conoció y experimentó al Dios de la sabiduría, de quien provienen todas las bendiciones, al ofrecer mil sacrificios. Estos sacrificios son equivalentes a los servicios de adoración en la era del Nuevo Testamento.
En Juan 4:24, Jesús dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. En simples palabras, la adoración es espíritu se refiere a la adoración haciendo de la Palabra de Dios el alimento de vida en nuestro corazón bajo la inspiración del Espíritu Santo. A la verdad esto se refiere a la adoración ofrecida con un conocimiento correcto de Dios, con todo nuestro cuerpo, corazón, voluntad y dedicación y con amor por Dios además de gozo, gratitud, oración, alabanza, obras y ofrendas. La gracia descenderá sobre nosotros desde lo Alto cuando adoremos con todo el corazón, en espíritu y en verdad. Rebosaremos de esperanza por el Cielo, paz y gozo. Esta es la evidencia de que han conocido a Dios quien es la fuente de la vida y la paz. Si mantenemos este tipo de gracia en nuestras vidas, siempre podremos sentir a Dios que está con nosotros todo el tiempo. Podremos tener un encuentro con Dios diariamente.
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