Una vida para sojuzgar y dominar
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Abril 28, 2013 |
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Dios creó a Adán, el primer hombre, y luego a Eva, y bendijo a Adán para que sojuzgara y dominara todas las cosas. Al profundizarnos en el significado espiritual de esta bendición, anhelo que usted sea bendecido para sojuzgar y dominar sobre su corazón.
◈ Sojuzgar la tierra y dominar todo lo que hay en ella
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Dios plantó un huerto al este, en el Edén, y ahí puso al hombre a quien había formado y lo bendijo para que disfrutara de autoridad en calidad de hijo de Dios. Dios le enseñó todo al hombre y le permitió sojuzgar y dominar sobre todo en la tierra, así como cultivar y cuidar el Huerto del Edén. Génesis 1:28 registra cuánta bendición le dio Dios a Adán, el primer hombre que creó. La primera bendición para Adán de parte de Dios fue ‘que fuera fructífero y se multiplicara y llenara la tierra’. Junto a Eva, la mujer que Dios le dio a Adán como esposa, él se hizo fructífero, se multiplicó y llenó la tierra con sus hijos en el Huerto del Edén. La segunda bendición que Dios le dio a Adán fue ‘que sojuzgara la tierra’. Dios le dio a Adán el Huerto del Edén y la Tierra como una herencia y le dijo que ‘dominara y cuidara’ estos lugares. La tercera bendición que Dios le dio a Adán fue ‘que ejerciera dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra’. Dios le dio a Adán sabiduría y entendimiento para hacerlo posible, y lo bendijo para que pudiera ejercer dominio sobre los animales al estar en comunión con ellos. Por cierto, hubo otra razón por la que Dios permitió que Adán sojuzgara la tierra y ejerciera dominio sobre todas las cosas. Esta se debió a que en el segundo cielo, al cual corresponde el Huerto del Edén, hay un área en la que también moran los espíritus de las tinieblas. En el segundo cielo está el Huerto del Edén que pertenece al dominio de la luz, pero también está el dominio de las tinieblas. Estos están adyacentes uno al otro. Dios separó la luz de las tinieblas después al decir “sea la luz” durante el primer día de los seis días de la creación para el Cultivo de la humanidad. Luego, durante la primera noche, Dios liberó a los espíritus malignos del abismo. El segundo día, Dios les dio un lugar donde pudieran morar, al este del Huerto del Edén. El sexto día, Dios formó al hombre y le dio la autoridad para sojuzgar y dominar la tierra y todo lo que hay en ella. Dios deseaba que protegiera el Huerto del Edén y la Tierra de los espíritus malignos y lo bendijo para vivir una vida digna de ser considerado hijo de Dios.
◈ Con la verdad, sojuzgar el corazón, que es la tierra espiritual
En Génesis 2:16-17, Dios le dice al hombre: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Es decir, el acto de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal lleva a la muerte porque el árbol simboliza la soberanía de Dios. Mientras Adán, el primer hombre, obedecía la Palabra de Dios, él podía sojuzgar la tierra y ejercer dominio sobre todas las cosas. Pero todo cambió después de que comió del árbol de la ciencia del bien y del mal. Él fue expulsado del Huerto del Edén porque no pudo cuidar su corazón y desobedeció. Al final llegó a comer de la tierra con mucho esfuerzo porque el polvo de la tierra fue maldecido por causa de su pecado. Él también enfrentó la muerte, tal como se había dicho: ‘la paga del pecado es la muerte’. Tal como está escrito en Mateo 13, el polvo y la tierra simbolizan en este caso el corazón del hombre que está formado del polvo de la tierra. En otras palabras, indica que cualquiera que conquiste su corazón, que es una tierra espiritual, y gobierna sobre él de acuerdo a la Palabra de Dios, puede recuperar la autoridad y poder que una vez tuvo Adán. De este modo, cuando se cultiva la tierra del corazón para que sea una tierra fértil, es igual a ejercer dominio sobre la tierra espiritual. No se podrá sojuzgar el propio corazón en la misma medida en la que no se cultiva la tierra del corazón para que sea una tierra fértil. Mientras se tenga características de la carne en el corazón, no se puede decir que se ha conquistado el corazón por completo. Esto se debe a que el corazón puede cambiar si las características todavía permanecen en usted. Cuando sojuzgamos nuestro corazón por completo, podemos vencer al mundo que está lleno de pecado y maldad y guardar el corazón de las cosas del mundo. De lo contrario, seremos más bien sojuzgados por las cosas del mundo cuando se presenten las tentaciones y dificultades. En este caso, se puede examinar cuánto se ha conquistado el corazón al ver si se ha practicado lo que se ha dicho que se hará. Para poder conquistarlo por completo, es necesario despojarse de las ‘rocas’ y sacar de raíz los ‘espinos’ que están en el corazón. Entonces las bendiciones de Dios nos seguirán.
◈ Sojuzgar el corazón llenándolo con amor
Una vez que se logra sojuzgar el corazón, ¿qué se debe controlar y dominar, y cómo se lo logra? Por ejemplo: si se tiene odio en el corazón, sojuzgarlo sería sacar el odio. Cuando se lo llena con amor, entonces se lo está controlando. Si se llena el corazón con amor por completo, se estará ejerciendo dominio sobre él. Si se alcanza este nivel, no se tendrá pensamientos carnales, se escuchará la voz del Espíritu y se recibirá Su dirección. Como leemos en Filipenses 2:13: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”, Dios obra en nosotros y nos conduce a hacer Su voluntad. El Espíritu que examina todas las cosas, aun las profundidades de Dios, nos permite escuchar Su voz y nos guía al camino de prosperidad. Si alguien logra sojuzgar su corazón, significa que se ha abstenido de todas las falsedades y que, por ende, puede cuidar su corazón. Adicionalmente, si se ejerce dominio y se controla el corazón con generosa virtud y amor, el maligno no podrá tocarnos y la gente nos obedecerá con sinceridad de corazón. La gente alrededor nos elogiará. Anhelo que pueda sojuzgar, controlar y ejercer dominio sobre su corazón para que así disfrute de autoridad y bendiciones como un hijo de Dios.
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