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La sabiduría de lo alto está llena de misericordia y buenos frutos

Noticias Manmin   No. 268
2967
Enero 27, 2019


Dr. Jaerock Lee


“...Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos,
sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:17-18, RVR60).




En los Estados Unidos durante la Gran Depresión, una mujer anciana fue sorprendida robando un trozo de pan y fue llevada a la corte. Su hija estaba enferma en cama y no había comido por tres días. Ella dijo que tenía que hacer algo porque sus nietos estaban muriendo de hambre.

Después de escuchar su historia, el juez la sentenció a una multa de 10 dólares porque estaba mal robar de otros, aunque ella estaba en una situación penosa. El alcalde de la ciudad estaba ahí y dijo “yo soy responsable por ella, y aun así la dejé viviendo en tal miseria, así que yo pagaré la multa”.

Él también pasó su sombrero entre las personas que ahí estaban y dijo “Si ustedes quieren pagar por esa multa también, pongan el dinero en el sombrero”. La anciana derramó sus lágrimas cuando recibió 47 dólares de las personas así como diez dólares del alcalde.


1. Relaciones entre la misericordia y los buenos frutos

La misericordia generalmente significa compadecerse de otros. Pero espiritualmente, la misericordia no sólo es compadecerse de otros. Es considerar a un alma más preciosa que todo el mundo. Aunque una persona parezca estar completamente desesperanzado, no debemos rendirnos sino que debemos intentar llevarlo a la salvación. Para tener esta misericordia, debemos intentar entender los corazones de los demás en sus situaciones, basándonos en la bondad cultivada en el corazón.

Cuando tenemos este tiempo de misericordia, podemos ganar sabiduría para salvar almas y guiarlas a la salvación. Podemos fortalecer a las personas que están fatigadas y consolar a aquellos con un corazón roto. Todos los frutos que podemos llevar mostrando esta misericordia son ‘buenos frutos’. Por eso la ‘misericordia’ y los ‘buenos frutos’ hacen juego en este pasaje de la escritura.

Ya que el corazón de Dios es misericordioso en sí mismo, todos nosotros somos capaces de tener oportunidad de arrepentimiento y también de alcanzar la salvación. Así como el corazón de Dios, el corazón del Señor también es misericordioso en sí mismo. Por esta razón Él vino a la tierra a llamar a los pecadores y a traerlos al arrepentimiento. Él resistió incluso a aquellos que parecían no tener esperanza de recibir salvación, que eran como cañas cascadas y pábilos que humean (Mateo 12:20). Él predicó el evangelio incluso a aquellos pecadores que eran despreciados por otros como los recolectores de impuestos y las prostitutas.

Aunque Jesús realizó obras maravillosas y sólo hizo buenas obras, aun así hubo quienes se le opusieron. Hubo una persona como Judas Iscariote que traicionó a Jesús por beneficio financiero, pero Jesús no renunció incluso a una persona como esta, sino que le extendió la oportunidad de la salvación hasta el último momento.

Finalmente murió en la cruz con el corazón de Dios quien considera que las almas son más preciosas que todo el mundo y por tanto abrió el camino de salvación a toda la humanidad. Estas almas, que son salvadas a través del precio de sangre de Jesús son ‘los buenos frutos’ que Jesús soportó a través de la ‘misericordia’.


2. La sabiduría de la misericordia para salvar almas

Espiritualmente, la misericordia no sólo es tener compasión por las personas y considerarlas como preciosas. Se muestra en las formas de perdón, castigo y dádivas generosas para el propósito de la salvación de las almas.

1) La misericordia del perdón

Efesios 4:32 dice “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

Significa que debemos perdonarnos unos a otros tal como Dios y el Señor mostró misericordia hacia nosotros y nos perdonó. Pero tener misericordia y perdonar a otros, tenemos que entender a otros desde sus puntos de vista. Con nuestros propios puntos de vista, quizá no podremos entenderlos. Pero, si los entendemos, poniéndonos a nosotros mismos en sus zapatos, podemos perdonarlos.

Por ejemplo, supongamos que un marido no creyente trata mal a su esposa. Si ella trata de entenderlo por su punto de vista, ella puede sentir pena por él y tener compasión por él. Ella puede incluso culparse a sí misma por la persecución que infringe en ella, y orar por él con amor. Cuando ella puede ofrecer tal oración de misericordia, Dios puede mover el corazón de su esposo. También, cuando ella habla con él, ella recibirá la sabiduría para mover su corazón.

Algo muy natural y obvio de ser una esposa creyente puede no ser entendido por el marido no creyente. Así que cuando hable acerca de la iglesia o de la fe, si la esposa habla sólo desde su punto de vista, ellos sólo discutirán. Si ellos tienen discusiones, sus sentimientos se agitarán y el marido tendrá más malestar en su corazón. Así que ella no sólo debe decirle a su esposo que está mal, sino que tiene que entender el corazón de él y pensar desde su punto de vista. Sólo así se le dará a ella sabiduría.

Aquí hay otro ejemplo. Algunas personas, aunque son líderes en la iglesia, se quejan por todo asunto y le hacen pasar malos ratos a otros. O hay personas que han escuchado la verdad por mucho tiempo pero aún tienen falsedad. Algunos otros insisten en sus propias ideas y a algunos les gusta el chisme. Y aún otros buscan satisfacer su avaricia. Cuando usted ve a tales personas, quizá no sea capaz de entenderlas. Pero ellos quizá también desean renovarse. Ellos también quieren fortalecer la iglesia con el amor por Dios.

Pero desde el momento que nacieron, o conforme crecieron en ambientes no deseables, fueron plantados en ellos muchas falsedades. Así que ellos tienen pocas fuerzas para cambiar su corazón hacia la bondad. Ellos saben en su cerebro que tienen que actuar en bondad, pero no pueden. Entonces, más que nadie más, ellos mismos sufren. Si usted los entiende y se pone en sus zapatos siente piedad y compasión por ellos y puede sentirse apenado por ellos incluso cuando refunfuñan. Incluso si son causa de que pérdida o malestar, usted puede resistir y aceptarlos.

Desde que abrió esta iglesia, ha habido personas que ocasionaron problemas a esta iglesia con cosas que no podían entenderse en absoluto. Algunas personas incluso han experimentado las obras maravillosas de Dios pero luego de repente cambian y se oponen a la iglesia. No hablo acerca de sus transgresiones porque creo que sería mejor resistir y esperarlos si ellos no aceptan consejo o una reprensión. E incluso para aquellos que ya han dejado la iglesia, yo no menciono sus fallas para dejar la puerta abierta para que ellos se arrepientan y regresen.

Pero no estoy diciendo que tenemos que perdonar todas las cosas incondicionalmente. El perdón tiene como propósito salvar a las personas. Pero algunas veces, no cubrir la falla de una persona, sino traerla a su atención, es la misericordia que desea salvar a la persona. Si él no entiende ese punto, podría no darse cuenta de qué tipo de muro de pecado ha construido entre él y Dios. Entonces, él caerá por el camino de los muertos.

2) La misericordia del castigo

Puede sonar como que el perdón y el castigo están en oposición, pero de hecho no lo están. Esto es porque el castigo en misericordia es realizado con amor. Hebreos 12:5-6 dice “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo”. Y el siguiente verso 8 afirma: “Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos”. Debido a que Dios nos ama y que somos sus hijos, Dios puede castigarnos cuando hacemos algo equivocado. Pero si acumulamos demasiado, un muro de pecado muy grande y Dios voltea su rostro de nosotros, no habrá ningún otro castigo para la corrección.

Algunas personas tratan de cubrir sus fallas y continuar dando excusas para evitar cualquier amonestación, o ya que sus defectos son revelados, ellos se desaniman. Estas cosas son, de hecho, muy necias. Si usted es sabio, tiene que volverse de sus pecados inmediatamente. Cuando se arrepienta con un corazón humilde, Dios le perdonará seguramente y le permitirá recuperarse, incluso de las dificultades.

En una cierta situación, usted puede llegar a conocer algunas fallas de hermanos en la fe y usted tiene que darles consejo, amonestarlos o reprenderlos. Usted tiene que verificar su corazón muy cuidadosamente. Usted puede cubrirlo como un consejo dado en amor, pero puede ser, de hecho, para apuntarlos dentro de su soberbia y sus criterios. Si usted da consejo sin misericordia, ellos pueden no escuchar. Si ellos no aceptan su consejo entonces usted podría pensar que ellos lo ven desde arriba y usted podría sentir que su orgullo es herido. Así que usted puede reprenderlos con palabras más fuertes en un esfuerzo de hacer que admitan su falla.

Este tipo de reprensión es peor que no intentar hacerla en lo absoluto. Incluso cuando citemos la palabra de Dios, no podemos ver las de arrepentimiento a menos que sea hecha con amor. Esto no les permitirá darse cuenta de su falla ni moverá su corazón. En vez de eso, sólo ocasionará resentimientos o los desanimará. Ellos quizá han estado tratando de mejorar al darse cuenta de sus fallas, pero cuando escuchan consejo o críticas que contienen tales resentimientos, ellos pueden desanimarse y sólo apartarse de la fe.

Por tanto, cuando damos consejo a una persona o castigamos a alguien, tenemos que hacerlo con misericordia que contiene un entendimiento verdadero de su corazón desde su punto de vista. Tenemos que orar por él y darle consejo con amor que puede incluso dar nuestra vida por él. Cuando tenemos este tipo de corazón, podemos guiarle a la verdad incluso a través del castigo si fuera necesario. Si en verdad tenemos preocupaciones acerca de él y tenemos misericordia, seremos sabios incluso cuando lo reprobemos.

En el libro de Apocalipsis, vemos al Señor reprendiendo a la iglesia de Éfeso. Antes de que Él reprendiera a la iglesia de Éfeso, primero alabó lo que ellos habían hecho bien. Cuando sus corazones estaban abiertos después de escuchar tales alabanzas, él señaló que ellos habían hecho mal y luego continuó dándoles una advertencia severa y una reprensión al respecto. Después de reprenderlos, los alabó una vez más concerniente a algo que habían hecho bien (Apocalipsis 2:2-6). Esto es, Él los exhortó alabando otro punto bueno después de la reprensión, de modo que no perdieran la esperanza. Espero que usted también utilizará este tipo de sabiduría para abrir los corazones de otros.

3) Misericordia del trabajo caritativo

Si tenemos misericordia, ofreceremos una mano de ayuda a las personas en necesidad. No sólo sentiremos compasión por ellos. 1 Juan 3:18 dice: “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. La verdadera misericordia es ayudar a otros con obras y en verdad.

Primero, por encima de todo lo demás, necesitamos tener misericordia por aquellos que no conocen el evangelio. Porque tenemos misericordia predicamos el evangelio incluso si somos perseguidos o si pone nuestras propias vidas en peligro. También, tenemos que mostrar misericordia y tener cuidado de aquellos que fracasaron en este mundo, aquellos que están enfermos y olvidados. Cuando mostramos misericordia con verdad de esta forma, Dios también nos mostrará Su misericordia. Dios nos da más bendiciones cuando compartimos lo que tenemos con otros y los servimos (Lucas 6:38). Esta es la razón por la que ayudar a otros es sabio.

En Hechos 9 aparece una mujer llamada Tabita viviendo en Jope. A pesar de las severas persecuciones en aquellos días, ella predicó el evangelio diligentemente sin escatimarse a ella misma y compartió lo que tenía con otras personas. Ella especialmente cuidó de las viudas, que estaban en necesidad y hizo muchas buenas obras de caridad. Cuando enfermó y murió, muchas viudas le pidieron a Dios que la resucitara.

Justo ahí, ellos escucharon que Pedro estaba cerca de Jope y le imploraron que viniera con Tabita. Cuando Pedro llegó, las viudas derramaban lágrimas y mostraban los vestidos que Tabita había hecho para ellas. Sus obras buenas y caritativas alcanzaron a Dios y ella fue traída de regreso a la vida a través de la oración de Pedro.

Las obras caritativas agradan a Dios, pero cuando ayudamos a otros tenemos que usar discernimiento. Como dice Gálatas 6:10: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”, debemos ayudar a la familia de la fe. Si usted ayuda a personas que se empobrecieron debido a la adicción al alcohol o a las apuestas, no puede recibir bendiciones. Suponga que una persona tiene un problema financiero debido a su acción ilegal. Si usted tiene misericordia de él, lo apoya financieramente o trabaja con él, puede incluso caer en la dificultad junto con él. Cuando Jonás estaba sufriendo por su desobediencia contra Dios, usted sabe muy bien que aquellos que estaban con él también sufrieron (Jonás 1).

Incluso en el caso de perdón o castigo, deben hacerse para salvar las almas. La caridad o el alivio dado debe hacerse con el mismo propósito: para salvar almas. Pero si ayudamos a otros sin discernimiento, podemos ocasionar daño a otros. ¡¿Qué pasaría si usan el dinero que damos para cometer un crimen?! No puede ser obra caritativa.

Pero a veces, ayudo a aquellos que están en pruebas debido a sus acciones impías, incluso cuando me están engañando. Esto es para darles una oportunidad de arrepentirse y encontrar la manera de salvarlos. Por supuesto, algunos de ellos no se arrepienten hasta el final y finalmente abandonan a Dios. Incluso en dichos casos, Dios recuerda la fe, amor y misericordia de las obras caritativas que sembré para ellos y me reditúa con bendiciones.


3. La sabiduría de la misericordia llena de buenos frutos

Si tenemos misericordia abundante, estaremos llenos de buenos frutos. Por encima de todo, obtendremos el fruto de salvación al guiar a muchas almas a la salvación. Si actuamos con misericordia también llevaremos buenos frutos en nuestro corazón.

Jesús también cosechó innumerables frutos con su indescriptible misericordia. Él tomó voluntariamente el dolor de la muerte con Su misericordia por las almas que morían. Con ese fruto, innumerables almas acudieron al camino de la salvación. La misericordia de Jesús trajo frutos incontables para incluir a Pedro, quien predicó el evangelio hasta que fue crucificado cabeza abajo y Juan, quien solía ser llamado el hijo del trueno, pero su nombre cambió al apóstol del amor. Además de tales figuras bíblicas, todos ustedes son buenos frutos que son prueba palpable de la misericordia del Señor Jesús.

Amados hermanos en Cristo:
Dios quiere que tengamos la sabiduría de la misericordia y que seamos llenos de buenos frutos y cuidemos de todas las almas con amor (Mateo 9:13; Hebreos 13:16). Espero que usted comprenderá Su corazón y lo complacerá amando a sus prójimos en obras y en verdad, consolando al quebrantado y ayudando a los demás. Oro en el nombre del Señor que al complacerlo, usted cumpla los deseos de su corazón (Salmos 37:4).


 

 

 
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